Podemos ser un “caballo de pura sangre” – percepción espiritual

Pregunta:

Hay una parábola sobre un hombre rico que viajaba en un lujoso carruaje tirado por seis caballos de pura sangre. Llegaron al lodo, se atascaron y no pudieron salir. De repente pasa una carreta con un campesino y dos caballos sin pedigree y tranquilamente saltan por este lodo.

El hombre rico le pregunta al campesino: “¿Cómo lograste hacer eso?” Él dice: “Vea, sus caballos, señor, aunque son fuertes, no hay conexión entre ellos, cada uno se considera más pura sangre que el otro y tira en su propia dirección. Azotas a uno y el otro está feliz por eso. Mis caballos, en cambio, son sencillos, de la misma raza, uno amenaza un poco con un látigo y el otro pone todas sus fuerzas para ayudar al que está junto a él.

Hoy en día la humanidad es toda caballos de pura sangre. Países con sus banderas, con sus himnos, con su orgullo. Estamos atrapados en el lodo y no podemos salir de él.

¿Cómo podemos convertirnos en tan simples caballos que saltan por el lodo y no en pura sangre?

Respuesta:

Esto requiere el reconocimiento del mal.

En primer lugar, somos simples caballos. En segundo lugar, no podemos salir del lodo, del pantano de nuestras vidas, si no pensamos en los demás. Solo juntos podremos atravesar todo este pantano.

Pregunta:

¿Es posible ser un caballo que sienta que el otro está a punto de ser amenazado con un látigo y ya está acelerando?

Respuesta:

Sí, por supuesto, esta conexión es mutua; es necesario para superar cualquier obstáculo.

Pregunta:

¿Podemos decir que estaremos en el barro si somos caballos de pura sangre?

Respuesta:

No, podemos ser caballos de pura sangre, pero no para regodearse unos de otros y pensar en nosotros mismos.

Pregunta:

¿Esto se aplica a toda la humanidad y a cada persona individualmente?

Respuesta:

Sí, al principio así es como cada uno se juzga a sí mismo.

Pregunta:

¿Hay un “yo” en cada uno de nosotros que dice: “soy mejor que el otro, soy más alto que el otro”?

Respuesta:

Está en cada uno de nosotros, somos egoístas según nuestra materia original. Debemos pensar en la forma en que podemos avanzar hacia el amor universal.

Pregunta:

¿En qué caso es posible? ¿Cuándo ocurre este clic, este giro?

Respuesta:

Cuando vemos que nuestra naturaleza es mala. Que fue creada por el Creador para que la  cambiáramos por lo opuesto.

Pregunta:

¿Es por eso que lo creó?

Respuesta:

Sí, específicamente para esto; porque nos damos cuenta de lo que significa el bien si nos movemos hacia él desde el mal absoluto.

Pregunta:

 

¿Cuándo me llega la comprensión del pensamiento del Creador? ¿En qué punto?

Respuesta:

En primer lugar, no llega a todos. En segundo lugar, surge cuando la gente trata de encontrar el sentido de la vida. Así llega.

Pregunta:

¿En qué momento está puesta en mí esta búsqueda? ¿Cuándo se manifiesta en mí? ¿Es tan pronto como se nazca?

Respuesta:

No, no es simple y no para todas las personas. Hay personas a las que esto les llega gradualmente a lo largo de la vida. Y hay otras para las que no les llega en absoluto. Para la mayoría de la gente.

Debemos diseminar el pensamiento de creación y corrección en el mundo para que todos entiendan que fue creado para corregir su mal por bien.

Pregunta:

¿Todo el mundo tiene que venir a esto?

Respuesta:

En principio, todos, porque el fin es la corrección universal.

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