¿Por qué no recordamos el momento del nacimiento?

Pregunta: Sabemos que el nacimiento es un acontecimiento muy emotivo y poderoso para un niño. Al cabo de un tiempo, ya puede ver, oír, oler y sentir. Pero nadie recuerda este acontecimiento.

No solo no tenemos recuerdos del propio nacimiento, sino tampoco de los dos primeros años de nuestra vida, la época en la que aprendemos a caminar, conocemos a mamá, papá, la familia y el entorno, y pronunciamos nuestras primeras palabras.

Más o menos recordamos todas nuestras oleadas emocionales en la vida, las sentimos, pero no recordamos esto. Es como si este periodo estuviera completamente aislado de nosotros. ¿Por qué?

Respuesta: Una persona comienza a sentirse a sí misma a la edad en que realmente se convierte en humano. Esto es a la edad de 12 a 13 años, tal vez incluso un poco más tarde.

Pregunta: ¿A qué sentimientos se refiere? Por ejemplo, me recuerdo a mí mismo con cuatro años.

Respuesta: Sí, es cierto, pero no es una sensación de tu “yo”. Es una sensación de que existo, y recuerdas algunas imágenes, algunas escenas de aquellos tiempos.

Pregunta: ¿Está diciendo que el “yo” crece en una persona y en algún momento dice: “¿A partir de ahora, lo recordarás todo”? ¿Y el “yo” que había cuando era pequeño no era todavía el “yo”?

Respuesta: Sí.

Pregunta: Cuando mi “yo” se revela, ¿qué significa? ¿Qué requiere? ¿Por qué empiezan a aparecer de repente colores tan brillantes?

Respuesta: Es cuando hay una conexión con otras personas y sobre todo una atracción hormonal (a la edad de 13 a 14 años). Entonces la persona comienza a formarse completamente. Todos sus niveles, por así decirlo, ya están incluidos en la conciencia del mundo y de uno mismo.

Pregunta: ¿Por qué este “yo” se manifiesta en una persona y comienza a dirigir más allá?

Respuesta: Para que se corrija y se eleve. Para que entienda para qué existe. A partir de este momento, ya se puede empezar a trabajar con una persona.

Pregunta: Para una persona normal, ¿el “yo” es algo completamente diferente?

Respuesta: Es porque no se nos enseña.

A mí tampoco me enseñaron. Pero recuerdo que me preguntaba: “¿Qué es lo siguiente?” Y no hay nada. Eso es todo. Lo siguiente es ir a la escuela, a la universidad, y así sucesivamente.

Como no tenía una respuesta a esta pregunta, no quería estudiar, y no quería nada en absoluto. A menudo me encontraba en un estado de apatía.

Pregunta: ¿Fue porque no había respuesta? ¿La respuesta surgió de este “yo” que requería crecimiento?

Respuesta: Por supuesto. ¿Para qué vivo y por qué? Es una sensación terrible de que no tiene sentido, de que es inútil y de que te obligan.

Pregunta: ¿Es, de hecho, nuestra vida la formación de este “yo”? ¿En qué se transforma este “yo”? ¿En qué se transforma?

Respuesta: Se convierte en indiferencia, en apatía. Existe porque tú existes. Hay personas que no lo notan. Es bueno para ellos, están contentos de vivir, adquirir, construir, dar a luz, etc. Así es como transcurre la vida para ellos.

Pregunta: ¿Existe una conexión entre este “yo” y esa fuerza superior de la que siempre habla?

Respuesta: Sí. En la pregunta: “¿Para qué?” Esta pregunta se transmite desde arriba a todos, pero en pequeñas dosis. Aquel en quien esta pregunta surge seriamente, aparentemente puede desarrollarla y recibir respuestas.

Pregunta: ¿Podemos pensar y fantasear con esto de que estos “hilos” existen arriba y vienen de arriba al “yo” de una persona?

Respuesta: Sí.

Pregunta: ¿Cómo se puede determinar cuándo y qué “yo” jugará?, ¿cuándo y qué “yo” saltará?

Respuesta: Para ello, necesitas revelar tu alma, es decir, toda tu conexión con el grado superior. Entonces sabrás por qué estás siendo atraído de esta manera y no de otra.

Pregunta: ¿Exactamente en este momento?

Respuesta: En todo.

Pregunta: ¿Está programado qué “yo” saltará y cuál se apagará un poco?

Respuesta: Absolutamente todo.

Pregunta: ¿Se refiere a cada “yo” de los ocho mil millones enteros?

Respuesta: ¡Por supuesto! El principio de la creación, el final de la creación y sus estados intermedios, prácticamente todos ellos se conocen de antemano. Sólo se desconoce una cosa: cómo una persona en su manifestación de libre albedrío implementa su participación personal en todo esto.

En este caso, la aplicación no está prescrita de antemano, sino que se da a una persona.

Pregunta: ¿Significa que, de hecho, algo sigue dependiendo de la persona?

Respuesta: Sí.

 

Te puede interesar Depresión—resultado de una demanda interna

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *