¿Qué nos hace falta?

Pregunta: Supongamos que una persona se sienta y se mira a sí misma: «Quiero algo de agua, luego quiero algo más, y no sé qué más quiero» ¿Le ayudará un simple experimento a entender que la esencia de su deseo es disfrutar?

Respuesta: La persona verá que cada vez emergen en ella nuevos deseos. Ella no sabe de dónde vienen; primero quiere algo y de pronto quiere otra cosa y luego algo más.

Por otro lado, puede programarse a sí misma, es decir, enfocarse en ciertos deseos y recordar algo que le trajo placer. En este caso se desarrolla en ella un deseo tan gran por aquel placer que empieza a anhelarlo otra vez: «¿Qué es lo que quiero? Oh, lo olvidaba, hay helado en el refrigerador», y saca el helado y puede que recuerde que quería ir a algún lugar interesante o a conocer a alguien interesante, o leer algún libro interesante o ver una película que preparó para ver y así sucesivamente.

Esto quiere decir que nos evocamos a nosotros mismos cuando no sentimos placer. No sentimos placer cuando nos llenamos a nosotros mismos. Estoy lleno, lo que aparentemente significa que todo está bien, pero mi vida es insípida. Incluso cuando aparentemente lo tenemos todo, nos falta la adición de la emoción. Inventamos nuevas fuentes de placer e incentivos, pero de hecho es el mismo ego.

(92030 – De Kab.TV «Charlas con Michael Laitman» del 03 de Noviembre del 2012)

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