Pregunta: ¿Cómo se puede renunciar a este mundo, es decir, no utilizarlo para el propio bien?
Respuesta: ¿Y qué hay en el que no quieres dejar? ¿Qué te retiene aquí?
Comentario: En realidad, nada se sostiene, pero hay una especie de miedo.
Mi respuesta: Es porque no sabes por qué lo cambias. Pero no se te muestra el otro mundo para que no cambies “la vaca por un toro”, porque entonces querrías egoístamente pasar al otro mundo. Entonces, ¿Cómo se te puede mostrar? ¡No hay entrada allí egoístamente!
Seguramente, tendrás una fijación con él todo el tiempo: “¡Quiero ir allí porque está bueno allí!”.
Para apartarte de esa actitud hacia el mundo superior, te dan todo tipo de estados opuestos y negativos. Se te aleja, se te da fatiga y desapego.
Una persona que persevera de todos modos logra que surja en ella un nuevo sentimiento hacia el mundo superior que no es egoísta: “¡Lo quiero porque es cualitativamente diferente! Empiezo a sentirlo”. Como, por ejemplo, en nuestro mundo, una persona prefiere ser un pobre músico antes que un rico comerciante. Tiene un sueño y le es muy querido.
Cuando se produce esa reevaluación de valores en una persona, comienza a acercarse al mundo superior. Y toda nuestra metodología, grupo, estudio, difusión, está construida justo para esto, para ayudar a la persona en la reestructuración interna. Así, se acerca a la sustitución de los valores de nuestro mundo por los valores del mundo superior.
Y de repente resulta que para anularse está dispuesto a hacer un enorme esfuerzo. ¿Cómo se hace en nuestro mundo? ¡Todo el mundo quiere pisotear a todo el mundo como una colilla y moler! Y aquí es todo lo contrario. ¿Cómo se hace? Bajo la influencia de la luz superior.
Esto se manifestará cada vez más claramente, y la gente de nuestro mundo sentirá que se trata de una posible reestructuración física, literalmente física, psicológica interna. Se puede hacer muy rápidamente en ti mismo, cambias tus valores y nociones preconcebidas y entras en una matriz completamente nueva.
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