Está dicho por los sabios: “El camino largo es corto y el camino corto es largo”. El Creador quiere que nos veamos a nosotros mismos, no como el justo que no tiene nada qué corregir, sino como pecadores y que nos elevemos por encima de nuestros defectos, de nuestra separación y falta de habilidad para otorgar.
Revelo que soy pecador y me esfuerzo por convertirme en justo. El justo es el que justifica al Creador. Lo único que se requiere de nosotros es esa justificación, lo demás es hecho desde arriba.
Yo decido si el camino es largo o corto, con base en mi habilidad para justificar al Creador. Tal vez aún estoy al inicio del camino, pero me adhiero totalmente al Creador. No es la condición en sí lo que le importa al Creador, sino nuestro esfuerzo, así como apreciamos el esfuerzo del bebé en cosas insignificantes y nos conmovemos más que con el gran éxito de un niño mayor.
El hombre determina dónde está. Tal vez está lejos del Creador, pero usa su lejanía como oportunidad para mostrar su devoción y cercanía a Él. Y así, el camino largo se vuelve corto. Un camino corto puede ser largo si la persona piensa que ya está cerca del Creador. Así que, juzgamos, no por nuestras sensaciones, sino sólo por la habilidad de justificar al Creador y así, podremos lograr la corrección.1
Del artículo de Baal HaSulam, Tú me has sitiado por detrás y por delante: “Tú me has sitiado por detrás y por delante”, es decir revelación y ocultamiento del rostro del Creador. Porque en realidad, “Su reino gobierna por sobre todo” y todo regresará a su raíz, porque no hay lugar sin Él. La diferencia está en el presente o en el futuro, porque el que conecta los dos mundos descubre Su vestidura en el presente, que todo lo que hace es un lugar para la revelación de la Shejiná [Divinidad].
Alguien para quien el presente y el futuro son uno y lo mismo, siente que ya tiene la revelación del Creador; es decir, todo lo que sucede es la manifestación de las acciones de la fuerza superior.
Si imagino que no soy yo el que actúa, sino el Creador en mí, entonces, para mi, presente y futuro están conectados y lo único que queda es este momento. El tiempo no existe. Si el siguiente momento me importa, estoy en una condición defectuosa.
El futuro existe sólo para cancelarlo y traerlo al presente. Para eso, en cada momento, debo imaginar que el Creador me gobierna y que para mí, no hay un momento siguiente, porque estoy completamente en Su poder.2
El Creador quiere que averiguemos que Él nos controla todo el tiempo, como un jinete al caballo y nos guía hacia el bien. Si revelo un buen manejo superior, para mí, la diferencia entre presente y futuro desaparece, todo termina en el momento presente. Tan pronto como me fusiono con el Creador, el tiempo desaparece, porque ya no me importa qué hará Él conmigo, no espero nada nuevo.3
Es un error pensar que en el pasado decidí algo por mí mismo e hice algo equivocado, que me trajo a un mal estado hoy. Resulta que niego la unicidad del Creador si afirmo que en el pasado no estaba bajo Su gobierno, sino que yo me gobernaba.
Todo lo que ocurrió hasta este punto, sucedió de acuerdo al deseo superior, tengo prohibido lamentar el pasado. Tengo que aferrarme al momento presente.
El libre albedrío del caballo no es cabalgar contra la voluntad del jinete tampoco adivinar su deseos por adelantado. La libertad del caballo es trabajar contra su voluntad. Aquí es donde revela su libre albedrío: estar todo el tiempo en poder del Creador y fusionarte con Él. El estado no puede ser congelado, cambia todo el tiempo. Y tengo que cambiarme a mí mismo, permanecer en constante fusión con el Creador, a pesar de las condiciones cambiantes.4
De la 2a parte de la lección diaria de Cabalá 6/dic/19, Escritos de Baal HaSulam, Tú me has sitiado por detrás y por delante.
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