Revelar al Creador en nuestra conexión

El tema de estudio de la sabiduría de la Cabalá son las acciones del Creador que nos dan oportunidad de unir las partes que lo conforman: de nuestros pensamientos, deseos, todo tipo de acciones, diferencias irreconciliables, errores y éxitos. Lo principal es que de todo este trabajo de desmontaje y montaje, llegamos a entenderlo, a sentirlo y a ser como Él. Es la singularidad de nuestro trabajo, en oposición a los diferentes esfuerzos de este mundo.

Quizás en esto haya algo similar al análisis y síntesis, un entendimiento. De hecho, así estudiamos la naturaleza inanimada, vegetal y animal: analizamos, examinamos, entendemos y registramos. Sin embargo, en Cabalá no nos examinamos a nosotros mismos ni a nuestro cuerpo animal. En su lugar, nos conectamos y desconectamos unos de otros. Sólo en nuestra conexión podremos entender quién es el Creador, porque sólo ahí se revela.

Es un trabajo especial que no tiene analogía en nuestro mundo. Se llama la obra del Creador. Él nos la dio para que podamos conocerlo y llegar a ser como Él. El camino se encuentra sólo en la conexión entre la gente. Sin embargo, la conexión es imposible sin la desconexión: lograr unidad siempre trae resistencia. Así sucede en todas las acciones: ascenso-descenso, convergencia-divergencia, inhalación-exhalación.

Cabalá es la ciencia de la conexión, de lograr unidad. No hay Creador fuera de nosotros. Él se revela en nuestra conexión. Esta conexión no existe en la naturaleza por sí misma, sólo si la creamos. Nos enteramos de que hubo una restricción y una segunda restricción y así se formaron los grados hasta este mundo: los mundos superiores, Partzufim espirituales y Sefirot. Sin embargo, todo existe sólo en potencia, en caso de que los seres creados vengan y empiecen a alcanzar estas cualidades.

Descubrimos los grados que vienen de arriba a abajo cuando deseamos despertarlos desde abajo. Si no los despertamos, es como si no existieran en absoluto. No hay nada de qué hablar sin el alcance. El Creador se revela sólo en nuestra conexión, que no es ni corpórea ni forzada, es cuando sentimos dependencia unos de otros o tenemos sentimientos mutuos especiales.

Esta conexión es totalmente antinatural, incluso contra nuestra naturaleza. Sólo en la medida en que descubro mi propia naturaleza, el mal escondido en mí, mi falta de deseo para conectarme con otros, en esa medida logro purificar mi «yo» con la Luz que reforma y se revela algo de otorgamiento. Aún no es otorgamiento, es nuestra disposición, el grado de Biná, Janucá.

Una vez que reconozco mi maldad, comienzo a odiarla y así puedo usar mi deseo en beneficio de otros. No puede haber bien sin la revelación del mal y su corrección. El bien se revela sólo por encima del mal y a partir de ahí comienzo a comprender y sentir que el Creador es la fuerza del bien absoluto que llena el universo y también a mí. Me ayuda a substituir todo el mal en mí, con bien. Mi trabajo es sólo elegir: descubrir mi naturaleza malvada y reemplazarla con bondad y todo sucede en la conexión con los amigos.1

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá, 10/dic/18, clase con el tema “Revelar al Creador en nuestra conexión” (preparación para el congreso virtual 2018)

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