Un choque dentro de mí entre el nuevo y el viejo mundo

En el interior de la cabeza de cada grado (Rosh) se produce una colisión entre la Luz y la pantalla, es decir, entre la intención «por el bien de otorgar», y el placer que sentía directamente por dentro del deseo de disfrutar. Placer directo es como si yo sintiera algo sabroso en mi boca, y este gusto está directamente relacionado con mi deseo.

Pero ahora tengo que causar un golpe, es decir, introducir un nuevo cálculo, meterme entre el placer y el deseo que están juntos dentro de mí. Tengo que estar entre ellos y darles una nueva forma de conexión, porque de ellos dos, ¡quiero construir al Creador para que puedan tratarse con otorgamiento el uno al otro!

Esto se llama un golpe (Hakaa), ya que vengo en contra de esta conexión directa entre el placer y el deseo. Y en virtud de eso, construyo la cabeza del grado.

El «rostro» del Partzuf es la forma de su otorgamiento, el cual  tiene que construir la persona a partir de las nuevas relaciones que quiere establecer entre el placer y el deseo. Él se interpone entre ellos y no los deja entrar en contacto directo, porque quiere que se relacionen entre sí sólo en la forma del otorgamiento. Así es como se construye la forma de la Partzuf espiritual.

Es decir, la forma del Partzuf se construye sobre la base de las nuevas relaciones entre el placer y el deseo. Y después de eso, el Partzuf no quiere aceptar todas las otras partes de los placeres y de los deseos que no pudieron tomar la forma del otorgamiento, la forma del Creador. Resulta que él se queda con un exceso de los deseos y de Luces que están más allá de sus cálculos.

Es entonces allí surge un conflicto entre esta forma directa que permanece, este Partzuf adicional, separado, en el cual están conectados directamente el deseo y el placer, y el nuevo Partzuf, santo que ha sido construido, el cual contiene la correcta conexión entre el placer y el deseo, lo que crea un «rostro». Y la persona siente el choque entre estas dos formas: entre la recepción de todo para sí mismo, como lo convence de hacer el Creador, y la nueva forma de otorgamiento que se acaba de crear. El choque mutuo de estas dos fuerzas se llama «la colisión de las Luces, circundante e interna».

(De la 4º parte cuarta de la lección diaria de Cabalá del 20 de Julio del 2011, Prefacio a la sabiduría de la Cabalá)

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