Un muro es el único lugar en donde se encuentra una puerta

laitman_2009-07_0181[1]El Zohar, Capítulo, Ven a Faraón, punto 41: Y este monstruo que viene en el Keter de los Nilos, gradualmente se fortalece en él, y nada y entra al mar, Maljut de Atzilut, en donde domina y engulle varias especies de peces, que son grados dentro del mar que son inferiores a él. Los traga, ellos son completados con él, y regresa al Nilo quieto

Es tan difícil imaginar todo esto dentro de nosotros. ¿Dónde está dentro de mí el deseo que se denomina el “Nilo”, dónde está el “cocodrilo”, dónde está todo esto? No sabemos qué pensar de estas cualidades y qué cuadro imaginar cuando leemos sobre  los diez Sefirot, los diez ríos, uno de los cuales es Keter y los demás están abajo de él, y toda clase de monstruos.

Sin embargo, no importa si no podemos identificarlos. Es todavía mejor si no podemos dibujar un cuadro del Zóhar. Es mejor que si intentamos imaginar algo que conocemos, cosas sobre las que ya tenemos alguna noción. Cuando leemos sobre Moisés, el Arca de la Alianza, el Templo, Faraón, las ovejas, las vacas y etc., en realidad no sabemos de lo que se trata y por consiguiente sólo imaginamos cualidades.

Todos estos nombres no importan porque son cualidades espirituales que existen detrás de ellos, de las cuales no tenemos ningún entendimiento. Estamos intentando entender algo que es imposible de aprehender.

Debemos entender que nuestro empeño nunca será coronado por el éxito. No hay que dudar de esto. Más bien nuestro éxito llegará cuando nos encontremos frente a un muro impenetrable y comprendamos que no sabemos lo que significan las cualidades espirituales a pesar de todos les esfuerzos que hemos hecho para revelarlas.

Cuando completemos todos los esfuerzos, llamados Se’a , nuestro vaso se derramará y el mundo espiritual se revelará según  la regla, “Me afané  y encontré” (Higati  ve Matzati).

(Extracto de la lección sobre, El libro del Zohar correspondiente al 18 de enero 2010.)

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