Comentario:
Se le preguntó a un sufí: “Venerable, ¿Por qué no hay rastros de tristeza en tu rostro?” “No tengo nada por lo que lamentar la pérdida”, respondió el sufí.
Estamos en pena todo el tiempo. Queríamos algo, pero no lo conseguimos. Un rasguño en el auto, nos engañaron o no nos dieron el puesto que queríamos. Estamos constantemente tristes, todo el tiempo.
Mi respuesta:
¡Qué desastre!
Pregunta:
¡Sí! La humanidad es así. ¡Ya ve lo que está pasando! Está en pena todo el tiempo. Y esta cadena de tristeza se convierte en nuestra vida. ¿Puede, por favor, explicar cómo no estar triste? ¿Cómo no podemos estar tristes?
Respuesta:
Primero, aceptar todo como proveniente de la naturaleza, del Creador. Y no debe haber objeciones. Y pedir en todo tiempo: acercamiento, conexión y adhesión. Entonces todo estará bien.
Comentario:
El hombre es deseo y siempre tengo deseos. Este no se cumplió, aquél no se cumplió, este otro no se cumplió. ¿Cómo puedo trabajar con esto? No estoy lleno de lo que quiero estar lleno.
Mi respuesta:
¿De qué te gustaría llenarte?
Comentario:
¿Qué me gustaría? ¡Eso dijo!
Mi respuesta:
Si imaginas que al minuto siguiente te has ido, entonces todo está bien.
Comentario:
Sí estoy contento con el momento en el que me encuentro ahora. Así debería ser.
Mi respuesta:
Estás feliz no porque estés vivo y hayas continuado viviendo por un minuto más, sino porque simplemente existes en este momento que el Creador te ha dado. Y vives en él y tratas de adherirte a Él.
Uno debe esforzarse lo mejor que pueda para asegurar su futuro y así está escrito en la Torá, pero nada más.
Pregunta:
Pero si no está asegurado, ¿Debo aceptarlo?
Respuesta:
Por supuesto.
Pregunta:
O sea, quiero algo, pero pase lo que pase, pasa ¿Y eso es?
Respuesta:
Sí, definitivamente.
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