En las noticias (de The Economist): La población pudiente del mundo está envejeciendo rápidamente y el mundo pobre está unas décadas atrasado… las fuerzas laborales empiezan a disminuir y las cifras de pensionados empiezan a aumentar. Para las finanzas públicas el envejecimiento de la población representa un terrible dolor de cabeza. En aquellos países en donde las pensiones públicas constituyen el grueso del ingreso por retiro, éstas absorberán la mayor parte del presupuesto o sencillamente tendrán que ser menos generosas. ¿Qué es lo que se puede hacer? Como dice el Fondo Monetario Internacional: «el impacto fiscal de la crisis [financiera] robustece la urgencia de reformar la ayuda social». Las personas en los países ricos tendrán que decir adiós a la esperanza que las pensiones se volverán más generosas y que los seguros de salud incluirán mayores beneficios.
Mi comentario: Y lo mismo ocurrirá en todo el mundo. Los adultos mayores ya no estarán protegidos y los hambrientos no contarán con nadie más que con ellos mismos.
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