¡Dime qué quieres!

Solamente a través de la unión podemos llegar a la revelación del Creador y la vida espiritual. Pero sin el entorno, yo nunca puedo imaginar correctamente la espiritualidad: como otorgamiento y amor hacia los demás.

Necesito construir un entorno para mí, el cual me desarrollará en este deseo no natural, “artificial”: el anhelo de unirme con los otros. De hecho, esto es una mentira para mi ego, el cual no ve ningún beneficio en esta acción. Y cuando el entorno comienza a cultivar en mí este nuevo deseo y nuevos valores, solamente entonces yo descubriré que hay una fuerza que se opone a esta unificación: Faraón.

Antes de esto yo ni siquiera podía imaginar que unirse fuera tan difícil. Yo no lo deseaba tanto, en su lugar, era más bien neutral a ello. Pero mientras más me inspira el entorno con esta idea, así como lo hace la buena propaganda, a aspirar a este objetivo artificial el cual yo ni podía sentir anteriormente, más comienzo a sentir los obstáculos en mi camino, la fuerza especial que impide la unidad.

Esta fuerza está dispuesta a ofrecer cualquier cosa que tú quieras, todos los placeres de la vida en este mundo. Ella me pide: “¡Dime lo que quieres!” Dinero, honor, poder, conocimiento, viajes, cualquier placer que tu corazón desee.

Considera las nuevas formas infinitas que la humanidad ha encontrado para satisfacerse en estos años recientes, las cuales no habían existido previamente en siglos de nuestra historia. Hoy en día nosotros producimos entre 30 y 40 veces más de cualquier tipo de bienes que no tienen ningún propósito práctico. Cada 6 meses o cada año me veo forzado a cambiar mis cosas por nuevos modelos: computadoras, ropa, y así sucesivamente. Estas cosas oscurecen el cuadro real, y es todo el trabajo del Faraón, solamente al nivel corporal y bestial.

Pero cuando alcanzamos el deseo de unirnos, la verdad, el implacable Faraón se revela, drenando todos nuestros esfuerzos y tornándolos en su propio beneficio. Esta fuerza se revela a sí misma, dispuesta a darme todo lo que quiero. ¡Todo menos unidad!

Y es aquí donde comenzamos a entender la meta del Faraón y por qué él esta incondicionalmente en contra de la unidad, en particular. Primeramente, él quiere que sintamos la necesidad por el Creador, la fuerza superior, para ayudarnos. Y segundo, él quiere que nuestro deseo por la unidad crezca a su máxima expresión, a todo su potencial, lo cual nos elevara a las alturas del Creador mismo.

(41262 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá de 4/22/2011, Escritos de Rabásh)

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