Hay una cierta unificación, preparación, que sólo los hombres pueden llevar a cabo si se alejan de sus familias, de las mujeres, y se aíslan. Cuando ustedes van más allá de los límites de nuestro mundo y sólo existen en la unidad con los amigos, esto produce una oración especial, sensaciones especiales. Nosotros lo sentimos. Realmente es así, y no puede ser descrito de otra manera.
La preparación de las mujeres no es para conectarse entre ellas, sino para ayudar a los hombres a que hagan eso, para tratar de crear todas las condiciones necesarias para ello, y para empujarlos silenciosamente hacia la conexión. Las mujeres pueden ayudar a que los hombres superen su ego y alcancen la unidad.
Por cierto, nuestras mujeres de todo el mundo, entiende muy bien este punto. Ellas nos han apoyado y estoy agradecido por eso. Su apoyo se sintió en toda la convención de la Aravá, y por medio de esto, realizaron un gran servicio para nosotros.
La convención de diciembre ya supone el estado de estar al pie del Monte Sinaí, donde hay mujeres, niños y ancianos. Sin embargo, el fundamento son los hombres, las 600.000 almas, no por su cantidad, sino por su poder.
En la sabiduría de la Cabalá todo se mide por su poder, porque la Cabalá habla de unirse en un deseo general. Este deseo poderoso se expresa con el número 600.000, que simboliza el poder de nuestra unidad. Elevarnos al nivel de 600.000 significa alcanzar la completa revelación de la Fuerza Superior, del Creador.
Espero que lo alcancemos porque tenemos todas las condiciones necesarias para ello. Por lo menos estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance. El mundo entero también necesita lo que estamos haciendo, y es gracias a este que recibimos apoyo de Arriba. Tener éxito no debido a que seamos muy especiales y talentosos, sino porque el mundo necesita un grupo que lo lleve hacia adelante.
(61708 – De la serie de lecciones virtuales del Domingo del 11/20/2011)