Aceleración del camino

Dr. Michael LaitmanTodos los seres humanos son portadores de una parte particular del alma colectiva única: Maljut del mundo de Infinito. En el estado correcto de semejanza y equivalencia con la Luz, esto es llamado Adam (de la palabra Domé, es decir similar). Todos nosotros estamos rotos en partes, distantes unos de otros, de manera que a pesar de nuestro rechazo natural, podamos conectarnos por encima de este.

Según el grado en que comencemos a anhelar acercarnos entre nosotros, el deseo roto que está en nosotros comenzará a descubrirse gradualmente cada vez más, y comenzaremos a rechazarnos de forma egoísta unos a otros más fuertemente.

A través de nuestra oposición hacia el rechazo mutuo y al construir una conexión mutua por encima de este, mejoramos la intensidad de la vasija del alma colectiva que está compuesta por dos fuerzas opuestas: repulsión y atracción. Consecuentemente, con nuestro deseo por encima del ego, se descubre una Luz cada vez más grande: la característica del otorgamiento.

Está escrito, (Proverbios 10:12) «El amor cubre todas las transgresiones». Por lo tanto, éstas son necesarias, y el grado de la brecha entre los crímenes y el amor determina el volumen de la vasija en la cual se revela la característica del otorgamiento y amor. Una vasija pequeña (un pequeño contraste entre odio y amor) se vuelve cada vez más grande hasta que el contraste se vuelva infinito, y ese es el mundo de Infinito.

Así es como avanzamos hacia adelante. Todo depende de la intensidad de nuestro trabajo. Si nos construimos de la manera correcta, no huimos de las oportunidades de conexión que se nos aparecen en todo tipo de condiciones físicas, como estudio y diseminación, en cada lugar posible. Esta es una condición necesaria con cuya ayuda apresuramos y aceleramos nuestro camino.

Con esto, la actitud hacia un amigo y hacia el mundo entero debe ser como la relación con el Creador, porque esto es descubrirlo a Él. Así es como Él se me revela a mí. Si yo trato de acercarme a Él, debo decir que todo lo que está sucediendo viene de Él. En este caso, ya estoy justificando todo lo que está a mi alrededor.

Esto se debe a que, desde el principio, todo está determinado por Él, de la misma forma que todas las características y todos los tipos de movimientos dentro de mí. El Creador se encuentra en todo (tanto dentro de mí como en lo que hay por fuera de mí), y la relación entre lo interno y lo externo es el tercio medio de Tifferet, ahí es donde la persona siente el libre albedrío.

Por lo tanto, una intención tan correcta acelera nuestro camino.

(137350 – De la Convención en Sochi del 9 de Junio del 2014, Lección 1)

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