Al abrir un artículo escrito por un cabalista, yo debo en primer lugar examinar mi relación con su autor. Él debe ser una autoridad indiscutible para mí, mientras que yo mismo soy simplemente una pequeña astilla de madera llevada por la corriente del agua.
Tengo que estar dispuesto a seguirlo y a acoplar mi mente con la suya, eliminando toda mi crítica, sensaciones y definiciones, absolutamente todo. Tengo que olvidar todo lo que sé hasta ahora, debido a que esto ya ha sido procesado por mi mente, y por lo tanto es erróneo. Yo debo abandonar todas mis emociones y entrar simplemente en él.
Esta es la primera etapa de la lectura correcta de una fuente cabalística: La anulación del yo ante alguien más grande, alguien que desea darme algo ahora mismo. Más adelante, seré capaz de acoplar mi mente y sensaciones para poder ver cuán conectado estoy con lo que he leído y hasta qué punto siento y concuerdo con él. Pero, al mismo tiempo, todavía debo estar inmerso en esto.
No hace mucho tiempo era muy difícil conseguir libros cabalísticos, de tal manera que cada pedazo de papel utilizado por un cabalista a garabatear sobre él, era visto como una gran revelación de lo alto. Y aunque no se entendiera ni una palabra de él, a través de estas líneas uno trataba de encontrar la clave de la espiritualidad.
Y hoy todo está disponible en escritos, pero las personas no quieren abrir los libros, dado que la espiritualidad no los atrae. Tal es la naturaleza humana: cuando todo es demasiado fácil de conseguir, no parece atractivo. Pero para nosotros, estos textos son tan vitales como el aire.
(30110)
De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 12/10/10, Escritos de Rabash