Atacando al enemigo interior

La mente egoísta considera al grupo como un poder extraño. Sin embargo, un hombre puede usar esta fuerza y acercarla a él, y en este caso, esta le ayudará. Esta es la manera en que uno comienza a darse cuenta de que este enorme mundo con círculos externos que lo rodean y lo exprimen, es creado para un propósito.

La ayuda no puede venir de los niveles inanimado, vegetativo, o animado. Estos son incapaces de ayudar a las personas ya que no tienen intención de elevarse por encima de su naturaleza. Sólo el grupo y los amigos aspiran a elevase por encima de su naturaleza. No importa si  reconocen este hecho o si aún no lo reconocen. El Creador les concedió un punto en el corazón, un deseo especial de buscar al Creador y revelarlo. Este es el único deseo que uno necesita percibir en sus amigos.

Existen numerosas chispas espirituales en nuestros amigos; si las reunimos, esto será suficiente para revelar la vasija espiritual. Entonces, comenzaremos a sentir la espiritualidad y la fuerza superior que llena toda la realidad.

Esto explica por qué es tan importante reunirnos, conectarnos, e inspirarnos mutuamente. Aun así, lo más importante es justificar a nuestros amigos, no importa cuán mal luzcan ante nuestros ojos arruinados. Está dicho: «Uno juzga de acuerdo a sus propias faltas».

Me parece que yo soy más elevado que todos los demás y que entiendo y siento más que los otros. No importa que mis amigos aún no hayan llegado a la revelación plena; lo principal es que contienen una chispa en su interior. El Creador  implantó en cada uno de nosotros una partícula del mundo superior; es como si hubiera usado pinzas para insertar un elemento de una región superior en nosotros.

Las chispas de nuestros compañeros del grupo son en realidad mis «amigos». Sólo debemos interesarnos en las chispas que residen en los corazones de nuestros amigos. Todo lo que tenemos que considerar son las chispas en los corazones, las partículas del mundo superior en nosotros. Nosotros tenemos que conectarnos con ellas y nunca prestar atención a nada aparte de ellas, ni a los cuerpos físicos, ni a los corazones en sí. Debemos ignorar los otros tipos de deseos. No debemos prestar atención a ellos en absoluto; lo principal es la chispa.

Tenemos que entender que no estamos atacando un enemigo externo. Tenemos que luchar con obstáculos internos que inhiben nuestra conexión con los corazones de nuestros amigos. Este es el primer paso hacia la verdad.

(88773 – De una charla en una comida en conmemoración de Rabash del 20 de Septiembre del 2012)

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