Buscando al misterioso desconocido

Con el fin de imaginar qué es el amor de amigos y del Creador, tenemos que despegarnos de todo este mundo y de nosotros mismos, como si no existiera nada aparte de una fuerza. Es como si no hubiera nadie observándola, viéndola, o sintiéndola. Y esta fuerza tiene un objetivo: crear algo igual a ella.

No sabemos por qué de pronto surgió este pensamiento. Esto ocurrió incluso antes de que ocurriera la primera acción, dirigida hacia nuestra creación. No alcanzamos lo que precede a esto. Ese es un límite en nuestro alcance porque este tiene lugar en nuestras vasijas, deseos que no existían antes. Comenzamos del plan de deleitar a las criaturas, el programa y pensamiento contenido en esta única fuerza superior, que decidió, «Quiero crear criaturas que sean iguales a mí con el fin de deleitarlas».

Así es como la fuerza superior comienza a implementar el programa, a crear criaturas y ascenderlas para llevarlas a su propia altura. Es decir, la forma de la creación fue establecida inicialmente y debe ser la misma que la forma del Creador. No hay creación sin el Creador o Creador sin creación. Uno existe en oposición al otro.

Esta condición de igualdad del uno con el otro determina todo el proceso. Es como una ecuación matemática donde la incógnita que estamos buscando existe por sí misma, pero tiene que ser igual a la fuerza superior, a su eternidad, perfección, entendimiento, sensación, y cualidades, a todo lo que está presente en el Creador.

No conocemos exactamente las cualidades del Creador. Sólo sabemos que la creación las debe reproducir exactamente mientras permanece como una creación separada. Es decir, al final está el Creador-#1, y la creación-#2. Esta es la diferencia entre ellos: el Creador es primero, y la creación segunda, pero esto no interfiere con su igualdad.

De acuerdo con esta condición, el universo comienza a desarrollarse como una fórmula matemática. Debemos observar la condición de que la creación existe independientemente, teniendo su propio entendimiento, alcance, y sensación de sí misma, su libertad de elección, todo lo que pertenece a la noción del «yo». Y al mismo tiempo, este «yo» debe ser completamente igual al Creador.

Después de eso, esta condición comienza a cobrar vida, como una persona que planeó construir una casa e imagina su forma futura, y entonces comienza a implementarla: a construir un plan detallado, a crear las especificaciones, a determinar el número de materiales necesarios y personas que trabajarán en ello. Pero todo esto es un resultado de la forma final, que ya existe en el Creador. Y una forma inferior existe en la creación sólo por el momento, que es por lo que tiene que atravesar por varios cambios.

Esos cambios no tienen lugar en la creación misma, sino en su consciencia, entendimiento, y percepción de sí misma: quién es ella en relación al Creador.

(62167 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 11/30/11, Escritos de Rabash)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *