En física hay fenómenos que basándonos en algunas posibilidades alternativas y en la investigación, llegamos a la conclusión de que algo existe pero no podemos determinarlo ni siquiera indirectamente. Tenemos el mismo problema con el Creador, la gente adivina y hace suposiciones sobre Él y sobre estas bases surgen filosofías y religiones.
¿Cuál es la fuerza que determina, crea y da vida a todo? No podemos sentirla ni con nuestros sentidos corporales ni con instrumentos creados artificialmente, no disponemos de tal instrumento de medición o de algún tipo de escáner o de rayos X.
La Cabalá dirige a una persona a crear un dispositivo dentro de sí misma que le permita sentir al Creador, sintonizarse con este fenómeno con la fuerza, en este campo y al cambiar continuamente uno mismo acercarse más y más a Él. Tienes que trabajar incansablemente en ti mismo y entonces sucederá.
Se dice que después de que hagas ciertos esfuerzos cuantitativos y cualitativos que se llaman Igati (llegó), se revelarán, lo que se llama Matsati (encontrado). Y eso es todo.
El único problema es que no sabemos exactamente qué tipo de esfuerzos hay y para eso nos han dado un grupo y todas las condiciones de las que escriben los cabalistas.
En principio, la Cabalá solo existe para ayudar a una persona a no confundirse, sino a aplicar la cantidad correcta de esfuerzo en el lugar correcto y de la forma más eficiente posible.
Y entonces, cuando agarras la sensación del Creador y la tienes, empiezas a avanzar por ella. Agarras el extremo de la cuerda y subes la tarea principal de los cabalistas es llevarnos al primer contacto para agarrar la sensación del Creador.
Por lo tanto, cada día tienes que cambiar y temer perder tiempo, al fin y al cabo se trata de una carrera contra el tiempo.