Células madre del Alma

En la espiritualidad nada desaparece. Bien al contrario, las diferencias entre las almas se vuelven aún más vívidas. Cada una de ellas posee unas cualidades especiales, que crean toda la riqueza de percepción del Creador. Esto sucede, precisamente, en virtud de su conexión con las cualidades opuestas de otras almas.

Así es como, la percepción mutua del Creador se vuelve 620 veces mayor que la de una alma independiente.

El tamaño de nuestra vasija espiritual (Kli) no está definido por su calidad sino por su cantidad. Es por esto, que cada alma se revela con más fuerza y de forma exclusiva. Es parecido a lo que ocurre con las células madre, las cuales son universales y pueden usarse como ladrillos para construir todo lo demás. Órganos tales como el corazón, el hígado, los riñones y los pulmones, pueden construirse a partir de esta base denominada “célula madre”.

Lo mismo ocurre en la espiritualidad. Por ahora, cada uno de nosotros vive dentro de la “célula madre” de su propia alma. Más adelante, comenzaremos a conectarnos al sistema general, el grupo o el sistema general de almas que nos revelan en el grupo y, uniéndolo a nosotros, a continuación, nos conectaremos al Creador, quien se revelará en ese sistema de almas. Es entonces cuando empezaremos a alcanzarnos, también, a nosotros mismos: quién soy, a qué pertenezco, cuál es mi alma, cuál mi misión; descubriré que la cualidad principal de mi alma está fuera de la suma de cualidades que la acompañan.

Por lo tanto, cuando se avanza en la espiritualidad, cada persona se vuelve más y más conectada con todo pero, al mismo tiempo, se destaca cada vez más, volviéndose única porque, al conectarse con los demás, incrementa su propia “célula madre”. Por eso, escribe Baal HaSulam, en su artículo La Libertad, que cada persona debe desarrollar sus cualidades únicas, en vez de reprimirlas.

En virtud de dicha unicidad, lograremos tener una enorme y perfecta vasija del alma, en la cual podremos percibir, tanto la totalidad del mundo espiritual como al Creador, incrementado 620 veces con respecto al inicio de la creación.

(De la segunda parte de la lección diaria de Cabalá del 1 de septiembre 2010 sobre El Zohar.)

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