De la oposición a la perfección

Nukva (Maljut, la parte femenina) fue creada del deseo de recibir placer. Zeir Anpin (ZA, la parte masculina), fue creado del deseo de otorgar. ZA es el Creador, no tiene deseo de gozar, existe en Él sólo el deseo de otorgar y amar.

Nukva está compuesta completamente de deseo de gozar, por lo tanto puede asemejarse a la parte masculina únicamente al superarse, al reprimir su deseo egoísta natural, al reducirlo y corregirlo. De este modo consigue asemejarse y equivalerse a ZA, a la adhesión con Él.

Por eso es que todo el trabajo de Nukva es para conseguir adhesión con ZA y se forma a través del ejemplo que debe tomar de este y ser para Él su Nukva, la parte femenina, y no al  parecerse a Él. Asemejarse a Él significa para Nukva ser opuesta a Él, “ayuda en oposición”. Estas son, supuestamente, dos formas combinadas de líneas retorcidas: más cóncava es una en cierto punto, más convexa es la otra. Y cada una completa a la otra a lo largo del límite entre ellas, o por medio de una “curva”, la presencia de algún atributo, o por medio de una “concavidad”, la falta de ese mismo atributo.

Por esto es que Nukva debe permanecer como “ayuda en oposición”, solo que su trabajo como “oposición”, es un trabajo para que los dos puedan conseguir la meta. Cuanto más trabajan juntos, así se aclaran más las relaciones entre ellos, la meta común, el atributo de cada uno de ellos, opuesto al del otro.

El trabajo de las dos partes se resume en que ambos deben complementarse; y solamente en la tercera línea, en el Creador, en Bina, que es hacia donde ascienden, y allí se unen entre ellos y se convierten en ZoN para así ascender a Bina, donde encuentran la perfección; ya que la perfección es posible solamente en caso de que ellos adquieran la relación con Bina, en la unión mutua entre ellos.

Aquí se oculta un momento muy delicado que fue colocado en su fundamento, y está relacionado con la naturaleza del Creador y la naturaleza del creado. Asemejarse al Creador significa para el creado únicamente complementarse a sí mismo hasta el Superior, y no tomar de Él ejemplo y ser como Él exactamente. Yo me asemejo a Él en el otorgamiento, pero soy yo quien se parece a Él desde mis propias cualidades,  mi propia naturaleza.

Por lo tanto, el creado sigue siendo “ayuda en oposición”, y precisamente gracias a eso es que consigue la perfección, la independencia de cada uno, un status propio, y los dos son dignos de respeto y aprecio. El creado no se disuelve ni desaparece dentro del Creador, sino que lo complementa en su oposición, y justamente gracias al creado es que se revela el Creador.

El Creador, por medio de su “concavidad”, la falta de cierta cualidad, le da al creado la oportunidad de expresarse y completarlo por medio de su “curvatura”, a través de la presencia de esta cualidad (así como el enchufe y el tomacorriente), y viceversa. Así es que trabajan juntos.

A través de esta complementación consiguen la perfección mutua. Ninguno de los dos puede arreglarse sin el otro. El Creador necesita del creado, y el creado necesita del Creador; y únicamente complementándose mutuamente, en el medio, las dos partes, consiguen la perfección.

(30178 – De la 2º parte de la lección diaria de Cabalá del 12/19/10, Talmud Eser Sefirot)

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