Desafortunadamente, la gente no aprende de los golpes suaves

Pregunta: La crisis del 2008 mostró que la gente no aprende de los golpes suaves. ¿Podría una catástrofe ecológica global o incluso, un invierno nuclear estar ya incorporado en el programa de la naturaleza? Y si no pueden ser evitadas de ninguna forma, es mejor no pensar en ellas?

Respuesta: Aún si estamos frente a alguna clase de catástrofe terrible -biológica, ecológica, financiera, climáticos o una guerra nuclear- eso no nos libera de la necesidad de actuar para evitar el golpe. No podemos esperar tranquilamente hasta que suceda.

No tenemos derecho de pensar así, porque entendemos que no termina ahí. En su miopía, la persona piensa, “Bueno, si muero, entonces moriré”. Pero no es tan simple como eso. No podemos morir y desaparecer porque estamos en un proceso eterno dentro del ciclo de la vida, viviendo y naciendo una y otra vez.

Todos estos nacimientos y muertes son, en efecto, la renovación de nuestro pequeño deseo animal de disfrutar, que gradualmente crece y se desarrolla tomando nuevas formas.

Este círculo puede terminar sólo cuando comenzamos a construir nuestra alma a partir de dos fuerzas opuestas, el egoísmo por un lado, la fuerza negativa y la naturaleza por el otro lado, la fuerza positiva que necesitamos adquirir y agregar a nuestro egoísmo.

En la línea media entre estas dos fuerzas, podremos avanzar y debemos hacerlo con entendimiento y conciencia. Hay una forma de desarrollo natural -el camino del sufrimiento, con el cual la naturaleza nos impulsa hacia adelante.

También existe una forma de acelerar el tiempo (Ajishena), hacia la que debemos ir. Después de todo, necesitamos elevarnos al grado del hombre (Adam), es decir, similares (Dome) a la fuerza superior de la naturaleza, al Creador, quien entiende, siente y ejecuta de acuerdo a Su deseo y libre elección, todo el propósito de la creación.

Por lo tanto, no podremos esconder nuestra cabeza en la arena y decir, “Bueno, en el peor caso, moriremos, pero por ahora sólo viviremos y nos divertiremos”. Este es un enfoque infantil de vida, no adecuado para un adulto.
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