Desarrollando un ser humano dentro de nosotros.

Amar al prójimo como a mí mismo” es una oración que determina el principio completo de la conexión entre el deseo y la Luz, la corrección del alma común. Para que la criatura sea capaz de alcanzar la equivalencia con el Creador, el Creador se ve forzado primero a romper a la criatura y traerla al estado de odio, al estado en que es opuesta a Él.

 Alcanzar un estado que es opuesto al Creador es solamente posible creando una criatura que es similar a Él y entonces cambiando ese estado a su opuesto, así que una forma imperfecta puede surgir desde la forma perfecta. De tal modo, a la criatura se le  presenta  la oportunidad de alcanzar la equivalencia con el Creador en su propio estado imperfecto, a través del escrutinio de sus propias cualidades y de aquellas del Creador: lo que significa ser perfecto y cómo lograr esa perfección.

 La criatura está buscando una solución, y en este sentido ella alcanza el estado del Creador. En el proceso ella obtiene libertad para decidir eligiendo la equivalencia como el único estado perfecto. Es imposible entender cómo uno puede ser libre de su propia naturaleza. Sin embargo, bajo la influencia de la Luz, que es opuesta a nuestra naturaleza, se crea un espacio neutral en nuestro deseo, el cual está ausente incluso en el Creador. Y es precisamente lo que se desarrolla en este espacio neutro lo que será llamado el ser creado.

 Nosotros mismos construimos esta criatura, el ser humano, “Adam” que significa “semejante” al Creador.

 (22137 – De la cuarta parte de la lección diaria de Cábala del 28 de septiembre 2010. El amor al Creador y el amor a los seres creados).

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