Hay dos gobiernos en el mundo: celestial y terrenal. Uno actúa desde el lado de la naturaleza, avanzando el programa de evolución como está planeado: “A su debido tiempo”, llevando a cada uno y a todos juntos al estado predeterminado. Como resultado, las dos fuerzas -bien y mal- deben unirse, reabastecerse una a la otra y revelar plenamente al Creador para nosotros.
La fuerza superior creó el bien y el mal y los imprimió en la creación. Y ahora debemos unirnos para revelar al Creador dentro de esta unidad. Este es el plan del gobierno celestial y el mundo ciertamente lo logrará; no hay duda de eso.
La naturaleza nos empujará brutalmente hacia esta corrección. Los dinosaurios extintos, los volcanes haciendo erupción, los tsunamis, las guerras, todo eso prueba que la naturaleza hace avanzar el programa del cielo sin ninguna misericordia, sin importar que le causa sufrimiento a nuestro egoísmo.
Pero el humano, la parte más desarrollada de la naturaleza, tiene oportunidad de familiarizarse con este proceso, con el programa de la creación y su propósito y ser asistente del Creador en su implementación. En este caso, será llamado “humano”.
Si una persona toma el control y se esfuerza por volverse como el Creador, acelera el desarrollo y reduce el sufrimiento. Pero lo intenta no por su propio bien sino para apoyar el programa de la creación y probar a todos la justicia del Creador, para justificarlo a Él en todo.
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De la 3a parte de la lección diaria de Cabalá 18/nov/20, “Conectando el mundo en la última generación”
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