El bien atrae al bien

Está escrito: “No hay nada más que Él”, lo que significa que no hay más que una fuerza única y superior que opera en todo el universo.

Y el hecho de que nos parezca que hay muchas fuerzas diferentes, antagónicas e incluso absolutamente opuestas en el mundo, es porque esta fuerza superior nos lo presenta así y gobierna todas las demás fuerzas que están bajo su plena autoridad desde arriba. De este modo, nos gobierna, guía y desarrolla.

No podemos ver que una sola fuerza lo impulsa todo porque no tenemos las cualidades para percibirlo. Al fin y al cabo, para sentir esta fuerza es necesario corresponder a ella de alguna manera. Notamos cualquier fenómeno en el mundo solo en la medida en que tenemos las mismas cualidades dentro de nosotros. Si no hay tales cualidades en nosotros, entonces no sentimos nada. Tal vez haya muchos fenómenos interesantes que suceden a nuestro alrededor, pero no los sentimos y por lo tanto, no sospechamos de su existencia.

Estamos dentro de la fuerza superior al lado de la cual no hay nada y lo controla todo. Sin embargo, si tenemos algún tipo de conflicto en el trabajo o en casa, entonces no sentimos que hay algún tipo de fuerza detrás de ellos que de forma oculta controla todos los acontecimientos de nuestra vida. Al fin y al cabo, estamos muy lejos de esta fuerza superior y no nos identificamos con ella. Por lo tanto, nos parece que hay muchas fuerzas y acciones en la realidad que luchan entre sí y que el mundo está lleno de fuerzas opuestas.

Sin embargo, si empezamos a vincularlo al Creador como la única fuerza y queremos revelarlo, encontraremos que en realidad solo hay una fuerza que opera en todo el universo y que es buena y hace el bien a todos: a los malos y a los buenos.

Una persona debe tratar de alcanzar la misma actitud hacia el mundo para convertirse también en el bueno que hace el bien, como el Creador. Entonces sentiremos cómo la fuerza buena del Creador domina toda la realidad, y que de hecho, no hay nada más que Él.

 

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