El deseo la base del hombre

Pregunta:

En el Prefacio a la Sabiduría de la Cabalá Baal HaSulam describe las cuatro etapas del desarrollo del deseo. Entendemos que el deseo es la base del hombre. ¿Cómo lo creó el Creador en cuatro etapas?

Respuesta:

El hecho es que inicialmente, había una fuente de luz. La luz se define como la fuerza de placer de todo lo que el Creador quiere llenar el mundo.

 

La fuerza de la luz genera deseo porque la principal y única cualidad de la luz es el deseo de llenar, saturar y deleitar a la futura creación. El deseo del Creador es otorgar, amar, llenar. En general, esto es lo que viene del Creador, y esto determina Su relación con la creación.

 

La intención del Creador de crear y llenar la creación se denomina la primera etapa de la creación la actitud del Creador hacia la futura creación. Se considera que es la primera luz que proviene del Creador.

 

Entonces este grado comienza a crear un deseo dentro de sí mismo, el deseo de recibir del Creador. Todo lo que viene de Él es el deseo de recibir. Este deseo de recibir, que casi simultáneamente viene del Creador y está lleno de luz, es llamado la primera etapa del desarrollo del mundo, el universo.

 

Entonces el deseo se desarrolla aún más bajo la influencia de la luz que lo llena y comienza a expresarse de cierta manera, es decir, a percibir de la luz no solo el llenado, sino también las cualidades de la luz para llenar, animar y amar, todo lo positivo que lleva el Creador o la luz superior. Así, de la primera etapa surge la segunda.

 

La segunda etapa, primero reacciona al hecho de que el Creador la creó con el deseo de recibir y disfrutar. Pero la luz que actúa en ella le transmite sus cualidades: las cualidades de otorgamiento, amor y plenitud.

 

Por lo tanto, el segundo grado, que se forma a partir del primero, es absolutamente opuesto a él. No quiere recibir, sino que quiere dar al igual que el Creador.

 

Si el primer grado, es decir, el deseo de recibir, y la luz que lo llena se llaman Jojmá, entonces el segundo grado, que es absolutamente opuesto a él, se llama Biná y no quiere recibir la luz. Le gustaría dar de la misma manera, pero ¿Qué puede dar? Por lo tanto, el segundo grado, en principio, permanece vacío, excepto por el hecho de que está lleno de una sensación de existencia que emana del Creador, en el sentido de que, al querer otorgar, sigue siendo algo similar al Creador.

 

Luego viene el desarrollo de la primera y la segunda etapa. Acercándose unas a otras, construyen la tercera etapa, que se denomina Tiféret o Zeir Anpin.

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