El día luctuoso del calendario — 9 de Av

Está escrito: “cualquiera que se lamenta por Jerusalén, es recompensado con ver su alegría.”   

 

Esto es que en la medida en que reconocemos la gran escala de destrucción que hemos padecido nosotros, todo el pueblo de Israel y el mundo entero, el programa de la creación del Creador; y al grado en que toca nuestro corazón, a este nivel seremos capaces de comprender y de sentir todo este lamento, de entender la razón de la destrucción, de saber cómo salir de ahí y cómo reconstruir Jerusalén, es decir, la “Ciudad perfecta” (Ira Shlema). Así, del pesar, llegamos a la alegría. 

 

No existe más oscuridad ni día más de más lamento que el 9 de Av. Es la fuente de todos los juicios y de todos los problemas. Fue en este día, que el Templo en Israel fue destruido; y aún después de miles de años, seguimos sintiendo aflicción por ello. Hoy en día, nos tenemos también que  preocupar y afligir por ello, como si hubiera pasado ayer; y este es el pesar de todos los individuos. 

 

A fin de cuentas, quienes no se lamenten por la ruina del Templo, no podrán estar presentes en su restauración. Por lo tanto, necesitamos sentir en lo más profundo de nuestro corazón, de qué se trata este rompimiento y qué corrección tendríamos que esperar, en qué forma y con qué resultado. 

 

Hubo una terrible fragmentación —del Kli—  que significa que se rompió la conexión entre los seres creados y el Creador, se fracturó; y ahora, quien sabe cuándo y cómo y por medio de qué acciones, podrá facilitar su corrección. Por eso es un día verdaderamente muy triste. 

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