El equilibrio entre el cielo y la tierra

“La existencia a partir de la ausencia” fue creada de “la existencia a partir de la existencia”, lo cual quiere decir la fuerza superior, la única y unificada, aparte de la cual nada existe. Y esta criatura es considerada como “el deseo de recibir placer”. La naturaleza de la fuerza superior es otorgar, por lo tanto, ella creó el deseo de recibir placer opuesto a ella misma para que no pueda existir fuera de ella.

La segunda fuerza, el deseo de recibir, quiere recibir la propiedad de otorgamiento con la cual la fuerza primaria desea dotar y llenar. Es por eso que el deseo de recibir y el deseo de otorgar coinciden y se oponen entre ellos. Y es así como la sabiduría de la Cabalá comienza: la exploración de la realidad autentica y universal.

Más adelante, el deseo de recibir evoluciona influido por el deseo de otorgar, y ambas fuerzas se afectan una a la otra como positivo y negativo. Al ser secundario al deseo de otorgar, el deseo de recibir cede ante el anterior, lo acepta, y lo recibe dentro de él mismo. La fuerza primaria creada, afecta y dirige sobre él, y es por esto que el deseo de recibir cambia pasando por varias transformaciones.

Los cambios iniciales a través del camino se consideran como “las cuatros fases de la Luz Directa” o por el nombre de HaVaYáH. Es la plantilla a través de la cual el deseo de otorgar actúa en el deseo de recibir. 

Después que las cuatro fases de este trabajo están completas, el deseo de recibir se da cuenta de lo que es en referencia con el deseo de otorgar, y comienza a experimentarse a sí mismo como una criatura creada que existe fuera del otorgante, fuera del Creador. Entonces, el deseo de recibir autónomamente define lo que desea implementar. Y lo que él desea, es alcanzar la equivalencia de forma, para volverse absolutamente igual al deseo de otorgar que lo engendró.

Sin duda alguna, todo lo que existe en el deseo de recibir proviene del deseo de otorgar. El deseo de dar es traído a la vida, enlazado a ella, y la dota con sus propios poderes y propiedades. Obviamente, todo lo que está en la criatura, en el deseo de recibir, viene del otorgante. Después de todo, no hay otro lugar de donde recibir nada. ¿De dónde puede algo nuevo surgir de repente?

Y aun, al experimentarse a sí mismo como creación, es capaz de hacer una acción autónoma. Para hacerlo, tiene que estar presente entre las dos fuerzas opuestas de la naturaleza: Su propio deseo de recibir y el deseo de otorgar del Creador. Si la creación logra posicionarse en el centro, será libre de elegir con qué quiere estar asociado.

Y por lo tanto, la intención del Creador en crear el deseo de recibir no fue para que él simplemente recibiera placer y se diera cuenta de sí mismo o de quien lo creo, sino más bien que pudiera encontrase a sí mismo entre las dos fuerzas. Dejándolo finalizar no en su naturaleza o la del Creador, sino en una naturaleza neutra, “en cero”, en igual desprendimiento de las dos fuerzas, entre el positivo y el negativo, los dos polos magnéticos, “colgando en el aire” entre el cielo y la tierra.

En este estado, la elección, de hecho, dependerá exclusivamente de la criatura misma.

(35674 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/18/2011, Escritos de Rabash)

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