Rabash, «Revelación y ocultamiento»: El asunto del ocultamiento se refiere al hecho de que la persona quiere ver y entender, y no ve o entiende. Entonces debemos decir que está oculto de ella, es más, el nivel de ocultamiento se mide de acuerdo a su necesidad de saber, y entonces si la persona no necesita saber algo, no tiene sentido decir que sufre por el ocultamiento.
Por ejemplo, si la persona tiene que trabajar en un cierto lugar sólo media hora al día y recibe su pago una vez al mes, entonces debe creer que se le pagará aun cuando no ha visto a nadie que ya haya recibido su pago, entonces ella cree en la compañía aun cuando está oculto de ella si la compañía le pagará y cómo lo hará, ya que nadie conoce la compañía en la cual ella desea trabajar. Y si quiere trabajar más de media hora, ella tiene una necesidad mayor de saber que la compañía paga a tiempo, entonces si escucha rumores mal intencionados acerca de la compañía, sufre más por causa del ocultamiento, y si quiere trabajar día y noche, por supuesto que siente un mayor ocultamiento, ya que tiene una mayor necesidad de saber, si recibirá su pago como se le prometió.
Y dado que el Reino del Cielo está por encima de la razón, todos sufren por el ocultamiento, pero aquellos que quieren trabajar por el bien del Cielo, tienen el ocultamiento más grande, ya que tienen la necesidad más grande de saber, puesto que el cuerpo pregunta una y otra vez «Qué es este trabajo que haces». Resulta que la pregunta constantemente está lista, de acuerdo a que la persona quiere que sea totalmente por el bien del Cielo, y la respuesta a esta pregunta es «limar sus dientes».
Debemos aceptar el hecho de que nunca vemos el pago por adelantado. Al contrario, al avanzar, vemos imagines opuestas, no hay pago y no habrá ninguno. Todo esto es en orden de elevarnos por encima de la razón.
Cuanto menos sepamos y entendamos, menos seguros estemos, y menos pruebas tengamos, más oportunidades se nos dan de construir una red de apoyo y confianza por encima de la razón. Entonces esta confianza se revela no en nuestras vasijas de recepción, sino sólo en otorgamiento, por encima de la razón, sin ninguna prueba, dado que «en Él se regocijarán nuestros corazones». Esto significa que no en nosotros, no en nuestro ego, sino Arriba, en el Creador o en el grupo, en la conexión en la cual descubrimos la fuerza superior.
Entonces nadie va a recibir ningún pago real. Quien no acepte esto puede irse ya y buscar un pago en la vida corporal ordinaria. En la vida espiritual, sin embargo, el pago está en renunciar a éste, en la sensación de importancia de para quién estoy trabajando.
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De la preparación para la Lección diaria de Cabalá del 24 de Febrero del 2013
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