Vemos que la gente está lista para crear todo tipo de sociedades, clubs y comunidades, para hablar sobre la conexión y el amor a los demás y para construir conexiones entre ellos. Sin embargo, todo ésto es sólo hasta cierto punto: hasta que se revela el egoísmo entre ellos. En cuanto se revela la naturaleza egoísta de una persona, ahí todo termina y la sociedad se rompe.
A partir de este punto de revelación del mal, debería comenzar el trabajo espiritual de la persona. Es un momento crítico, incluso para un grupo cabalístico – en el que podemos vacilar, si no logramos superar el mal que se revela y construir una decena.
Se debe construir una decena a partir de los “ladrillos” de cada uno de nosotros al anularnos y juntarnos a la decena, para lograr una construcción común. La pregunta es si podemos superar este punto crítico o quedarnos en él, como en un club o sociedad ordinarios. Es muy revelador ver cómo colapsan en este punto distintas alianzas y metodologías, incapaces de superar esta barrera y seguir avanzando – incluso hacia una conexión interna más fuerte – para lograr una construcción de unidad más allá de ellos mismos.
Este punto, en el que debemos salir del deseo de recibir para uno mismo y comenzar a cuidar de los demás, se llama Israel (Yashar-El) porque aquí el individuo quiere ser similar al Creador, ser Su representante en este mundo, un canal de conexión.1
De la primera parte de la lección diaria de Cabalá 11/mar/19, lección sobre: “Rendición”
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