El Zohar nos devuelve la consciencia

rav-2008-09-12_congress-odessa_3771_wEl hombre es un mundo pequeño. Todo el mundo, todo el Universo, todo lo que veo, está dentro de mí. Todo existe solamente dentro de mi deseo. Por lo tanto, alcanzar la corrección final (Gmar Tikún) significa abrir completamente mi deseo a todas las posibles percepciones. Quiero aumentar mi deseo hasta el máximo y sentir en él todo lo que se pueda sentir. Esto será el final de mi corrección.

Ahora veo a mí alrededor a la gente, los animales, las estrellas; todos son mis deseos divididos en inanimados, animales, vegetativos y humanos. Tengo que anexarlos a todos en mí y sentirlos dentro de mí, además de otros cuantos mundos que todavía me serán revelados. Tendré que incluir todo eso en mi percepción interna. Entonces, mi realidad no estará separada en formas internas y externas; lo percibiré todo como una unidad.

Existe mi deseo, no hay nada más que él. Dentro del deseo existen unas cualidades llamadas: David, Abraham, Isaac, Moisés, José,  las líneas derecha e izquierda,  el riachuelo que fluye del jardín del Edén, Ima, Bina, arriba el Paraíso, abajo el Infierno, y muchas más.  Todo esto existe dentro de mi deseo. Es imposible imaginar y pensar fuera del deseo, porque es lo único que ha sido creado por el Creador.

Primero tengo que empezar a conocer mi deseo. Porque ahora vivo en él sin saber cómo. Le utilizo y a su vez me controla. Mi vida es como la mascota que corre dentro de una rueda y yo ni siquiera estoy consciente de ello.

El Zohar empieza a devolverme la consciencia.

(Extracto de la lección sobre El Libro del Zóhar, correspondiente al 21 de diciembre 2009).

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