En las noticias (del Notre Dame News): «De acuerdo a un nuevo estudio de la Universidad de Notre Dame, un determinado estilo de pensar que hace a las personas vulnerables a la depresión, en realidad puede ser «contagiado» a otros e incrementar sus síntomas de depresión seis meses después…»
«Nuestros hallazgos sugieren que puede ser posible usar un entorno social del individuo como parte del proceso de intervención, ya sea como suplemento a las intervenciones cognitivas existentes o posiblemente como una intervención de posición única», según el Profesor de Psicología de Notre Dame, Gerald Haeffel».
«Nuestro estudio demuestra que la vulnerabilidad cognitiva tiene el potencial de crecer y menguar con el tiempo dependiendo del contexto social, es decir que la vulnerabilidad cognitiva debería considerarse como dúctil más que como inmutable».
Mi comentario: Más aún, esta se transmite como todos nuestros otros impactos al entorno y luego vuelve del entorno a nosotros, en forma de ondas «virales», de influencias que nosotros no sentimos. Ya que todos estamos conectados a la red de conexión universal entre nosotros, así como a todo el mundo inanimado, vegetativo y animado, nosotros captamos este «virus» y de manera inversa este captura nuestro estado emocional.
Esto se ve más claramente en la relación entre las mascotas y sus dueños: Los animales corren el riesgo de tener las mismas enfermedades, especialmente la depresión. El estudio confirma otra vez que la persona puede sentir felicidad sólo en una sociedad «sana», es decir que esta sólo depende de nuestra relación y deseo mutuo de felicidad.
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