Haremos y escucharemos al Creador

El Zohar, capítulo Lej Leja, punto 315: “Que bendigan al Señor Sus ángeles… escuchando la voz de Su palabra”.

El hombre se denomina un “ángel” cuando efectúa acciones sin pensar, como un simple autómata; no tiene cabeza (Rosh) y hace lo que le indican. Lleva a cabo todo aquello que alguien más está pensando. Este estado se denomina “un ángel”, porque el ángel  es una fuerza que actúa sin discernimientos.

Por eso en la indicación, “Haremos y escucharemos”, la parte “haremos”  la realizaremos como los ángeles. Y por eso está escrito: “… Sus ángeles que cumplen Su palabra para escuchar  la voz de Su palabra”. Lo mismo hacemos nosotros: “Haremos y escucharemos”.  Al efectuar las acciones sin una conformidad interior, sin un conocimiento claro de la razón y el propósito de lo que hacemos (porque son los atributos de un estado superior), somos merecedores del mismo escalón superior.

Realmente es la forma más natural de actuar, como un niño  que juega sin saber a qué está jugando, repite todas las palabras del adulto sin entender su significado.  Podemos decirle cualquier disparate y él va a repetirlo con seriedad. Podemos mostrarle cualquier movimiento y él lo repite con toda la fuerza de su deseo.  De este modo  aprende. Porque un niño no tiene razón (Rosh, la cabeza del Partzuf), la razón es el atributo del adulto. Y el pequeño solo tiene un cuerpo (Guf del Partzuf) para efectuar las acciones.

Pero, cuando el inferior sigue al Superior y se anula a sí mismo ante él, entonces adquiere la mente del Superior y se vuelve similar a él. Esta es la esencia de, “haremos y escucharemos”.

(De la segunda parte de la lección diaria de Cabalá del 3 de agosto 2010, sobre El Zohar.)

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