En la Naturaleza existe una cierta esfera vacía que es dejada para nuestro libre albedrío, para que el hombre se preocupe de sí mismo y termine su desarrollo.
Esto significa que lo antes posible, tenemos que construir una máquina, como una incubadora, para completar lo que no quiere terminar la Naturaleza.
Supongamos que la Naturaleza desarrolla el embrión sólo hasta los 6 meses, dejándolo luego sin ningún apoyo los últimos 3 meses.
En este caso, estaríamos obligados a colocarlo en una incubadora que completara su desarrollo necesario hasta los 9 meses.
Esto es lo que pasa con el desarrollo de nuestra alma. Imagínense ¡en qué estado nos encontramos!
Al comienzo, existimos dentro del cuerpo vivo de la madre Naturaleza que nos cría, se preocupa de nosotros y nos lleva hasta un cierto estado. De repente nos suelta diciendo: ¡ahora, arréglense como pueden!
La Naturaleza te ha llevado hasta el nivel «ser humano», pero este escalón debes construirlo tú mismo. Sin embargo, en nuestro mundo no existe nada que nos explique quién es el «ser humano», es decir, el escalón del «hablante».
Ya que el ser humano es el que está frente al Creador. La ciencia de la Cabalá es la única ciencia que nos explica quién es el Creador y cuáles son sus acciones, sus deseos, sus intenciones, y sus metas. Por eso es tan necesaria para nosotros.
(Extracto de la lección sobre el periódico La Nación de Baal HaSulam, correspondiente al 18 de marzo 2010).
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La incubadora para el desarrollo acelerado del alma
La cabalá nos proporciona el patrón completo para crear una incubadora para la humanidad