Soñar implica un trabajo serio de nuestro cerebro, este procesa y almacena toda la información disponible acumulada durante uno o varios días. La información es clasificada y almacenada en el archivo de nuestra mente. Durante este proceso, muchas conexiones aleatorias tienen lugar, por eso, frecuentemente, los sueños parecen ilusorios.
En realidad, durante nuestro estado de sueño, ocurren serias decisiones y acciones. La mente trabaja de forma muy intensa, pero en un nivel profundo, interno, que aún no exploramos. Cuando esta información fue almacenada y procesada internamente en el nivel subconsciente, se prepara para despertar.
Siempre vemos sueños. Constantemente aparecen ante nosotros, porque son procesos erráticos dentro de nuestra mente.
Ahora estás preparado para el siguiente día, para la siguiente percepción correcta de información, basada en el día previo y en tu sueño, es decir, para reevaluar la información que ocurrió durante el sueño. Por eso, los sueños, si bien te desconectan de la realidad, te permiten reiniciar correctamente y llegar a un nuevo estado con una actitud diferente hacia la realidad.
Es lo mismo en la espiritualidad, dado que nuestro mundo es un reflejo del mundo espiritual.
En la espiritualidad, sin dormir ni desconectarte de la realidad, como en nuestro mundo, de forma consciente nos elevamos al siguiente nivel como si fuera el siguiente día. Nos separamos del grado previo y aún no nos elevamos al siguiente, permanecemos entre ellos y deseamos conscientemente hacer la transición de uno al otro. Esta es la noche entre dos días.
Entre dos realidades podemos sentir estados para los que no estamos preparados internamente. Podemos sentir que aún no es parte de nuestro entendimiento y ver cosas que aparentemente no se supone que veamos aún. Aún no estamos preparados.
Por lo tanto, los sueños son muy especiales, un estado hermoso del cual puedes extraer conclusiones de largo alcance y encontrar nuevas aspiraciones.
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De Kabtv “El poder del Libro del Zóhar” #5
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