Jewish Business News: «Olviden París -el culpable insospechado detrás del calentamiento global»

En mi columna regular en el Jewish Business News, mi nuevo artículo: «Olviden París -el culpable insospechado detrás del calentamiento global»

El calentamiento global está ocurriendo y puede tener graves consecuencias para la humanidad. Sin embargo, no hay pruebas concluyentes de que el CO2 sea el principal culpable

Cuando una manada de lobos contamina la Tierra, gime como ovejas y trata de destruir las emisiones de CO2, busquemos un motivo ulterior.

La semana pasada, el presidente Trump retiró a Estados Unidos de uno de los peores acuerdos: el Acuerdo Climático de París. El acuerdo requería que EUA redujera sus emisiones de CO2 en un 26 a 28 por ciento, para el 2025. Además, el acuerdo establece que, para ese año, EUA transfiera 3 mil millones de dólares al Fondo Verde de las Naciones Unidas para el Clima, de los cuales mil millones ya han sido transferidos.

No hay duda de que el calentamiento global está sucediendo y no hay duda de que puede tener graves consecuencias para la humanidad. Sin embargo, no hay pruebas concluyentes de que el CO2 sea el principal culpable del calentamiento global. Constantemente se descubre algo nuevo que perjudica y se gasta gran cantidad de recursos, sólo para descubrir algunos años más tarde, que la ciencia detrás de la afirmación era defectuosa. Los únicos que se sienten mejor cuando la campaña termina son los accionistas de las empresas que hicieron una fortuna en esa guerra sin sentido.

Hasta hace unos años, por ejemplo, la cannabis fue ilegal. El argumento fue que, potencialmente podría conducir al uso de drogas más duras y que su uso a largo plazo, dañaría el cerebro. Recientemente, en el 2011, el Instituto Nacional de Salud (NIH) publicó un estudio argumentando que el uso de cannabis sí, tiene efectos agudos y a largo plazo, en el cerebro.

Pero en pocos años, la opinión sobre la cannabis cambió. Hoy, en 2017, nadie discute que la cannabis, potencialmente conduce al uso de drogas duras y casi nadie menciona un posible daño cerebral. Por el contrario, la cannabis es aclamada no sólo como analgésico, sino también como un potente remedio en sí misma. La Sociedad Americana de Cáncer (ACS), por ejemplo, afirma que la marihuana «puede ayudar a aliviar el dolor y las náuseas, reducir la inflamación y actúa como antioxidante” En cuanto al riesgo de daño cerebral, la ACS argumenta que, en realidad, la cannabis «puede ayudar a tratar las convulsiones y reducir la ansiedad y la paranoia». La ACS incluso afirma que la cannabis puede «causar la muerte en ciertos tipos de células cancerosas que crecen».

El Daily Mail y una investigación israelí fueron más allá que la ACS y reportaron que el aceite de cannabis cura el cerebro y el cáncer de pulmón. Como prueba, presentaron historias de personas que sanaron usando la «droga mágica», que hasta hace poco era considerada malvada, ¿cómo pudo la ciencia estar tan equivocada durante tantos años y, tan rápidamente cambiar de opinión? Claramente, alguien se beneficia de esta revolución «científica».

Lo más probable es que suceda lo mismo con el argumento de que las emisiones de CO2 son la principal causa del calentamiento global. El Acuerdo de París exige a Estados Unidos que abandone millones de empleos y pague miles de millones de dólares. Obviamente, alguien crea trabajos en otro lugar y se beneficia de los fondos que Estados Unidos está derramando.

Como si no fuera suficiente, la mejora que el acuerdo pretende lograr es minúscula, en el mejor de los casos: un enfriamiento de un quinto de grado Celsius (0.36° F), suponiendo que la mayoría de los 200 países que firmaron el acuerdo lo mantenga y suponiendo que la ciencia detrás de culpar al CO2 por el calentamiento global sea correcta. Como Obama firmó este ridículo acuerdo, está más allá de mí.

¿Qué haces con un planeta que se calienta?

Hace unos años, un cortometraje describió el impacto al reintroducir lobos en el Parque Nacional de Yellowston, después de haber sido exterminados por cazadores, 70 años atrás, bajo la presión de ganaderos y granjeros. Los científicos que estudiaron los efectos del retorno de los lobos se sorprendieron al enterarse de que la introducción de los lobos rejuveneció todo el ecosistema de Yellowstone. A pocos años de su regreso, el suelo desnudo quedó cubierto de hierba, mientras los ciervos fueron forzados a emigrar a causa de los lobos. Los árboles crecieron en paz y se quintuplicaron en altura, causando que la población de aves creciera en número y diversidad. La exuberante vegetación permitió que otras poblaciones de mamíferos se multiplicara. Además, el crecimiento de árboles fortaleció el suelo alrededor de las riberas, estrechando sus canales y formando pozas que apoyan la reproducción de anfibios que casi se habían extinguido. Resultó que la restauración de lobos en Yellowstone no sólo afectó a la población animal y la vegetación de la zona, también cambió la geografía física del parque. Hoy, el rejuvenecimiento de Yellowstone es un ejemplo destacado de cómo el egoísmo del hombre nos hace ignorantes de la complejidad de la naturaleza y del hecho de que cada nivel en la naturaleza afecta a otros niveles de una formas que no entendemos.

Lo mismo ocurre con las emisiones de CO2. Estamos maltratando a la naturaleza de tantas formas que, centrarse en una sola causa, creará más problemas en otros lugares. La única manera de salvar nuestro planeta es cambiar nuestra naturaleza egoísta. Y la manera de cambiarnos a nosotros mismos no comienza en cómo tratamos nuestro planeta, sino en cómo tratamos a nuestros semejantes.

La naturaleza humana afecta a toda la naturaleza en dos niveles. El nivel superficial que tiene que ver con nuestro comportamiento explotador. Explotamos todo y a todos y por lo tanto, nos acercamos a cada persona, animal, planta o mineral en el planeta, con actitud negativa. Ninguna otra criatura en el planeta tiene esta actitud. Cuando los lobos matan venados, no lo hacen con el fin de lastimarlos, sino porque tienen hambre. Pero, ¡cuando hacemos daño a otras personas, lo hacemos sólo con el fin de lastimarlas! En cuanto al resto de la naturaleza, tal vez no tengamos la intención deliberada de arruinarla, pero la explotamos hasta su extinción, como hicieron los ganaderos en Yellowstone. Y cuando la naturaleza se desequilibra, sufrimos las consecuencias.

El segundo nivel, de impacto profundo y adverso que los humanos tenemos en la naturaleza, tiene que ver con el hecho de que todo en la naturaleza está conectado. Por lo tanto, nuestra negatividad se extiende por la naturaleza, incluso si no lo demostramos con acción directa. Hace unos años, Nicholas Christakis y James Fowler publicaron uno de los libros con más influencia en nuestro tiempo: titulado Conectado: el poder sorprendente de nuestras redes sociales y cómo forman nuestra vida -cómo tus amigos y los amigos de tus amigos, afectan todo lo que sientes, piensas y haces. En este libro, documentaron el impacto de la gente en otra gente, incluso si no se conocen entre sí, simplemente porque tienen amigos en común. Si consideramos que sólo seis grados de separación (o menos) hay entre cada uno de nosotros y cualquier otra persona en el mundo, nos daremos cuenta de que todos nos influimos, incluso sin conocernos.

En una famosa plática en TEDTalk titulada «Influencia oculta de las redes sociales», Christakis sostiene que «los seres humanos se agrupan y forman una especie de superorganismo.” De hecho, somos un superorganismo, excepto que no sólo están incluidos los seres humanos, sino todo nuestro ecosistema planetario. Todo lo que hacemos y pensamos tiene un impacto en la realidad, del cual no tenemos idea. Cuando nuestras acciones, palabras o pensamientos son negativos, difundimos la negatividad en todas partes.

Dado que sólo los humanos (y ninguna otra criatura en la Tierra) difunde negatividad, ninguna otra criatura es responsable de los fenómenos negativos que afectan nuestro mundo. Si cambiamos nuestro comportamiento (como reducir las emisiones de CO2), pero no nuestra naturaleza, nos equivocamos al pensar que hemos mejorado las cosas, esto retrasará el cambio necesario que debemos hacer en nuestra naturaleza. El resultado será empeorar los fenómenos negativos.

Efecto del cambio

En mi columna anterior, describí un programa para el desarrollo, que el columnista del New York Times, Thomas Friedman llamó «un conjunto totalmente nuevo de empleos e industrias alrededor del corazón y de conectar a la gente con la gente”. El programa que describí usa talleres especializados que ayudan a la gente a pasar de nuestra actitud explotadora inherente a una de colaboración.

En los próximos años, a medida que los robots tomen más y más de nuestros empleos y los programas universales de ingresos básicos se vuelvan una realidad, la gente tendrá todo el tiempo necesario para participar en programas para mejorarnos nosotros mismos y a nuestras relaciones. Los entrenamientos y talleres, cuya estructura se describe en el libro, Completando el círculo: un método comprobado empíricamente para encontrar paz y armonía en la vida, están diseñados para fomentar el cambio deseado en nuestra naturaleza. Así, al centrarnos en reparar nuestra sociedad, también mitigaremos nuestra huella negativa en la naturaleza.

Esta transformación no sucederá porque dejemos de consumir ni de contaminar. Sucederá principalmente porque dejaremos de pasar «vibraciones negativas» al superorganismo que es nuestro planeta. Como resultado, trataremos a la naturaleza de forma mucho más sustentable de lo que hacemos actualmente y sabremos cómo cambiar nuestro comportamiento para lograr mejores resultados. Sólo conexión con la naturaleza y establecer conexiones positivas entre nosotros, nos permitirá conocer el mecanismo interno de la naturaleza y a relacionarnos con ella.

El hecho de que tantas crisis se despliegan simultáneamente, en tantos frentes, debe decirnos que no son el problema, sino los síntomas de algo más profundo. Ese profundo problema es nuestro egoísmo. Si lo arreglamos, habremos arreglado todo, desde las emisiones de CO2 hasta nuestras relaciones internacionales y nuestras conexiones personales.
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