La Luz está en reposo absoluto, porque todas sus intenciones están dirigidas al máximo hacia la convergencia, unión, conexión, y adhesión con nosotros. A cada segundo, lleva a cabo miles de millones de acciones (si fuera posible expresar esto temporalmente).
La Luz es incambiable deforma alguna, y su programa está dirigido solamente llevarnos a nosotros al estado de plenitud. A esto le llamamos reposo.
Si sólo tengo una intención, un impulso y una acción, y nunca lo cambio de ninguna manera; se puede cambiar bajo la influencia de algún objeto, dentro del objeto en sí, pero no en mi actitud hacia él.
En la física, por ejemplo, cualquier fuerza aplicada a un objeto es constante y solo cambia el objeto en sí. Consideren la posibilidad de una bobina de inducción de campo magnético giratorio. Junto con el campo magnético constante, la bobina de inducción crea dentro de ella una corriente eléctrica cambiante.
O tomemos otro ejemplo. Los amorosos padres están dispuestos a hacer todo por sus hijos, pero de repente le dan una paliza. ¿Cómo puede ser? Si un extranjero ve esto, piensa, «¡Bárbaros! ¡Alguien debería llamar a la policía! «Pero, en realidad, esto es amor.
Tenemos un buen ejemplo de Rabash. Cuando un niño grita que quiere hurgarse el ojo con un alfiler, pero los padres no le dan a este peligroso objeto, con esto, ellos están exhibiendo amor no crueldad.
Sin embargo, para el receptor, el amor se descubre en forma completamente diferente, tal y como se nos revela en todo el mundo. Todo es el otorgamiento del Creador sobre nosotros, desde las acciones más horribles que vemos en este mundo, hasta las acciones más maravillosas. Todo esto es el mismo amor absoluto del Creador.
Podemos sentir tales acciones sobre nosotros como un inconveniente o como una ventaja, y esto es lo que se llama Su permanencia en reposo absoluto. Y estamos de acuerdo con las Reshimot (reminiscencias) que se revelan y en la forma en que las realizamos, nosotros sentimos Su otorgamiento dentro de esa brecha.
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De la Convención en Sochi del 6/10/14, Lección 2