La máquina en manos habilidosas de una persona

Después de nuestra corrección queda la misma máquina que funciona para recibir. Sin embargo, ella puede dejar de recibir: esto también requiere un esfuerzo grande. En este caso, la persona llega a ser neutral en relación a todos los demás, como un justo que vive en bosque y no necesita nada, incluso ni una camisa. O dicha persona empieza a trabajar dentro de sí para poder recibir con el fin de otorgar.

Sin embargo, dicha persona continúa recibiendo. Si alguien observa tal situación, él verá una persona ordinaria que come, bebe, pasea, cuida sobre su salud y familia: no hay nada extraordinario. Lo que es distinto son la acción e intención internas. Por eso, en el espacio espiritual se percibe su otorgamiento. Uno que se encuentra en el mismo espacio espiritual, sentirá, que dicha persona realiza las acciones espirituales. Mientras que uno que no se encuentra allí, no entenderá nada.

Esto se parece al ejemplo famoso de la situación con el anfitrión y su invitado: el huésped devora los ofrecimientos, tomándolos de cada plato. Él come y bebe, mostrándoles a todos cómo disfruta de la comida. ¿Pero quién conoce su intención?

Todo lo que agregamos a nuestro deseo de recibir es la intención que queremos recibir desde la fuerza del Creador y agregar a nuestras acciones. Pero las acciones permanecen iguales.

Yo puedo moderarme por el miedo y, por eso, no recibir nada y con ello no causo daño a nadie. Y puedo actuar por la idea suprema, deseando llegar a ser semejante al Creador, acercarme a Él.

Yo puedo otorgar a los demás todo lo que tengo o, incluso, recibir de ellos para otorgar, o recibir algo de alguna persona para dar a la otra: puedo realizar todas estas acciones por causa de mi amor natural, así como ahora actuamos en nuestro mundo. Sin embargo, puedo hacer lo mismo por la grandeza del Creador.

En la espiritualidad no existe otra razón: solamente la grandeza del Creador. Todas las demás razones para otorgar son corporales, como aceptadas en nuestro mundo.

(61321 – De la 2º parte de la lección diaria de Cabalá del 11/21/2011, El Zóhar)

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