La verdadera historia del mundo

La historia del mundo puede ser vista, ya sea terrenalmente o como aquella que se revela en nuestro creciente deseo egoísta. 

Lo veo ante mí, supuestamente en una pantalla profunda, esférica, tridimensional, llamada este mundo. Dentro de él y alrededor mío, veo la pantalla, en vivo y yo participo en él. Pero en realidad, está dentro de mí, en mi deseo.

Todo nuestro mundo son mis deseos, mi proyección, solo que lo veo afuera y no dentro de mí. No importa si es afuera o dentro, pero todo es mío.

Sin embargo, hay que hacer a un lado la falacia de la propia percepción, porque divido todo el universo dentro de mí y fuera de mí, debido a que así es como hasta ahora mi egoísmo percibe esta imagen; y cuando aparte mi ego, descubriré que es sólo mi “Yo” y que sentiré todo dentro de mí y no afuera de mi mismo.

Estamos hablando del egoísmo que a partir del Big Bang, desarrolló la naturaleza inerte, vegetal y animal. 

La naturaleza humana, presuntamente se manifestó el 50,000 A.C. y hasta el 5,000 A.C, se desarrolló una comuna social primitiva, en la que todo el mundo era igual y todos poseían lo mismo.

Primero, se desarrollaron los deseos que trabajaban al nivel inerte; y en el siglo V D.C., surgieron los deseos de riqueza. Este período marcó un desarrollo muy rápido en la humanidad, la aparición de las primeras tecnologías, etc.

Del Siglo V D.C., al Siglo XV D.C., hasta el final de la Edad Media, hubo un período de lucha por el poder; y a lo largo del Renacimiento, grandes descubrimientos, la imprenta y otros logros, comenzó el período de las ciencias, la era de los iluminados, que duró hasta finales del siglo XX.

El actual Siglo XXI y más allá, ya es totalmente un nuevo período que traspasa los límites de la naturaleza, hacia un nivel más elevado, el nivel de semejanza con el Creador. Sin embargo, no lo podemos manejar. Por primera vez en nuestra historia, nos encontramos totalmente ignorantes de lo que nos está pasando.

Hay muchas opiniones y teorías diferentes. Nos damos cuenta que ninguna de ellas dice nada, pero por el desarrollo de la naturaleza, podemos adivinar que nos pide integración, unión y realización del principio bíblico “Ama a tu prójimo”.

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