¡Lo más importante es la confianza de que todo estará bien!

Dr.Michael LaitmanShamati # 72, «La confianza es la vestidura de la Luz»: Sin embargo, cuando la Luz de vida lo abandona, a la cual se lo considera que si hubiera descendido a su nivel anterior de vitalidad, entonces se vuelve inteligente y curioso. Él comienza a calcular el beneficio de todo, a considerar si vale la pena hacerlo o no.

La Luz de vitalidad es la Luz de otorgamiento, la vida con amor por los demás; esto habla acerca de la persona como si se tratara de una sustancia, que por un lado, es manejada e influenciada por la fuerza del deseo de recibir. Debido a esto, ella quiere conseguir todo por sí misma. Por otro lado, la fuerza del deseo de otorgar entra en ella y neutraliza el deseo de recibir, entonces incluso quiere otorgar.

De esta forma, la persona se encuentra entre dos fuerzas. Como se nos ha dicho acerca de los dos que sostienen un Talit, este es la persona, y cada uno jala de ella. Las dos fuerzas sostienen a la persona: la inclinación al mal y la inclinación al bien, el deseo de recibir y el deseo de otorgar.

Y la persona debe verse a sí misma como neutral. Esto significa que ella es responsable tanto del deseo de recibir como del deseo de otorgar, las cuales hablan en su interior.

La Torá también describe esto de la siguiente manera. Es como si hubiera un rey viejo y necio y un niño pequeño y sabio. El viejo rey es el deseo de recibir a cuyo gobierno estamos acostumbrados. Y el niño, es el deseo de otorgar que nace sólo después que la persona madura y sólo de acuerdo a su petición.

Nos encontramos constantemente bajo la influencia de estas dos fuerzas que operan en nuestra sustancia. Del equilibrio entre estas dos fuerzas, de cuál de ellas gane, depende quién seré yo, qué pensaré, y qué lado querré.

Entonces esto requiere de autoexamen crítico, de autocrítica constante, para averiguar qué está actuando en mí en el momento: Específicamente por qué estoy pensando, hablando y haciendo esto; de esta manera yo mismo me descubro en pensamiento, palabra y acción.

Y todo está determinado según la fuerza que me controle ahora: la fuerza de recepción o la fuerza de otorgamiento. Esto quiere decir que me imagino a mí mismo como si estuviera bajo una influencia bilateral y ahora debe preguntas qué quiere de mí el Creador. Ya he comenzado un diálogo espiritual con Él al colocarme yo mismo como un observador neutral: Existimos el Creador, las dos fuerzas por medio de la cual Él me activa y yo.

Escudriño estas dos fuerzas y desde ellas trato de llevarme yo mismo a un estado neutral, trato de atribuirle las dos al Creador. De esta forma, empezaré a exigirle a Él correcciones adicionales más allá de estas dos fuerzas. Como resultado de esto, llegaré a la adhesión con el Creador al alcanzar la equivalencia de forma con Él tanto como sea posible en mi situación actual.

¡Lo más importante es confiar en que estoy listo para hacer y realizar esto en cada momento! Si la persona entiende que, por un lado, que es administrada por el Creador, y por el otro trata de utilizar todos los medios, de tal forma que con toda su dependencia se escudriñe y controle su estado, esto significa que ella está involucrada en el servicio al Creador.

En este caso ella escudriñará con precisión las acciones del Creador sobre ella. Y a esto se le llama «servicio al Creador»: El Creador lleva a cabo todo el trabajo de la persona de manera que ella crezca y sepa qué está haciendo el Creador con ella, aprenda las acciones del Creador, y quiera comportarse como Él. Entonces querrá ser como el Creador, volverse como Él y ser llamada Adam (hombre), es decir similar (Domé) al Creador.
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De la lección diaria de Cabalá del 11/7/14, Shamati # 72

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