Lo principal es la conexión, la cercanía entre nosotros – ¡Unámonos y no habrá guerra!

La gente se pregunta: si el Creador es bondadoso y misericordioso, ¿cómo pudo permitir semejante catástrofe ocurrida el 7 de octubre?

 

Se sabe que todo ocurre bajo el gobierno de la fuerza Superior, pero el Creador no tiene en cuenta los cuerpos físicos, y hay veces en que permite que un criminal mate. Pero ¿cómo atraer la misericordia de arriba para que un crimen así no vuelva a repetirse?

 

Con este sufrimiento y dolor, el Creador muestra dónde realmente nos falta corrección, y la corrección es necesaria solo en la conexión entre nosotros y en ninguna otra parte. ¿No queremos que haya una guerra? ¡Unámonos y no habrá guerra! ¿No queremos que muera gente? Unámonos, ¡y no se perderán vidas!

 

Lo principal es la conexión, la cercanía entre nosotros, necesitamos sentir esta ley con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma, no hay nada más que hacer: solo acercarnos el uno al otro.

 

Y en esta cercanía, debemos revelar la garantía mutua de que todos los israelíes somos garantes unos de otros. Y si alguien actúa mal y conduce a la separación, entonces no es él el culpable, sino todos nosotros.

 

Y esto es tan opuesto a nuestro egoísmo que quiere aislarse de todos para sentirse tranquilo y justo como si no tuviera nada que ver con nada. Pero, de hecho, cada uno de nosotros debe darse cuenta de que es él el responsable y el culpable de todo lo que ocurre en el mundo.

 

Para tal conexión, el apoyo mutuo es necesario, «ayudar a todos los amigos» para abrir sus corazones. Todos necesitan obligar a todos a llegar a un entendimiento de que la corrección solo puede ser universal, mutua, y todos juntos al Creador; la vida nos presionará hasta que nos obligue a unirnos plenamente para dar ejemplo y mostrar el camino a todas las demás naciones.

 

Pero primero debemos mostrarnos unos a otros el camino a seguir, y aquí cada uno debe sentir que es responsable frente al Creador por el mundo entero y está obligado a jalarlo hacia Él. Esta es la condición necesaria; todos deben tener al menos una corrección mínima y así jalar al mundo hacia adelante, hacia el Creador, hacia la unidad.

 

Y si esto no ocurre, simplemente nos extinguiremos como los dinosaurios, y el planeta Tierra pondrá fin a su existencia. Por lo tanto, debemos intentar por todos los medios ablandar nuestros corazones para que comprendamos que solamente en la unificación de los corazones está la salvación para toda la humanidad.

 

Ha llegado el momento de que nuestra nación abra sus corazones al amor y no ajuste cuentas entre sí, sino que, por el contrario, se eleve por encima de todas las diferencias y avancemos juntos hacia la paz en el mundo. Abramos nuestros corazones e intentemos sentir al Creador dentro de ellos, y veremos lo beneficioso que será para todo el mundo.

 

Tal es la ley del mundo que no habrá paz en ninguna parte hasta que no haya paz entre nosotros.

 

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