Movimiento perpetuo

thumbs_laitman_571_02El trabajo está dividido siempre en dos partes: el período de ocultamiento y el de revelación. Incluso antes de que el estado de revelación hay períodos en el que el ocultamiento se hace más fuerte y luego más débil, y comenzamos a entender y a sentir un poco más.

En períodos de revelación, recibimos la iluminación en el corazón y en la mente y luego somos atraídos hacia la unidad, los estudios, el camino espiritual, la alabanza al Creador y la meta. Y durante el ocultamiento, nosotros por el contrario no queremos avanzar, no estamos contentos con las condiciones de trabajo, y descuidamos la meta. En ellos solo es posible avanzar con fe encima de la razón, debido a la dedicación del alma y a los esfuerzos individuales, por sobre el propio deseo de uno y la fuerza humana.

Estas condiciones no cambiarán; es la persona que tiene que cambiar. Así como ella buscó el conocimiento y las sensaciones agradables, cumpliéndolas durante el ascenso, también ahora ella debe buscar la devoción del alma durante un descenso.

Pero ¿de dónde podemos obtener estas fuerzas, porque el deseo de disfrutar trabaja sólo con el combustible llamado «placer»? El placer determina la meta y suministra energía para el trabajo que nos permite alcanzar esta meta. Pero si la oscuridad y el ocultamiento se espesan, y desaparece cualquier deseo de ir hacia delante, ¿qué podemos hacer entonces?

Hasta cierto punto ustedes necesitan avanzar y aplicar esfuerzos tanto como puedan. Hay un límite establecido, hasta el cual la persona puede hacer esto, conseguir combustible del grupo, del entorno, del maestro, de los estudios, del Creador, es decir, de las fuentes externas. Pero un día ella llega a este límite, aunque todos los medios disponibles estén muy bien organizados.

Esto significa que ella desborda su medida y nace una oración por encima de esta. Ella quiere trabajar sin ningún tipo de recompensa, sin llenado, como una «máquina de movimiento perpetuo»: convertirse en una máquina en funcionamiento sin ningún tipo de combustible que no exige nada, ni la grandeza de la meta, la sensación del significado de su acción, o cualquier otra compensación.

Trabaja sólo porque el Rey necesita de su trabajo. Además, ella no entiende a ese Rey y no lo siente a Él, a fin de no recibir ninguna recompensa y motivación de su conciencia, lo cual podría utilizar como combustible. ¡Sólo cuida de no tener combustible egoísta! Sus esfuerzos para hacer acciones sin ningún tipo de motivación son llamados devoción del alma, auto sacrificio, esfuerzos sobrehumanos, o fe por encima de la razón.

Esa es su meta, porque  esto le permite una medición muy precisa para determinar si realmente ella se esfuerza por darle a la Fuerza Superior, al Creador. Si realmente no desea nada para sí misma a fin de realizar el trabajo sin ningún tipo de condiciones y limitaciones, de manera infinita, por encima de cualquier compensación, éste es el punto a través del cual ella empieza a tocar la espiritualidad en cada grado.

Este punto es llamado el punto por encima de la razón. Éste forma la cabeza (Rosh) del Partzuf con respecto al cuerpo (Guf). Esto ya es un grado más elevado en relación al actual o a la adhesión con el AHP del superior como un embrión. Estos estados son muy precisos; la persona puede medirlos y así avanzar.

Por lo tanto, la devoción del alma no es un concepto vago, más bien es algo que se mide claramente en relación al deseo humano de disfrutar. Si la persona restringe su deseo desde todos los lados y quiere trabajar para no recibir ningún combustible y ninguna compensación por su egoísmo en nada, ni ahora ni en el futuro, entonces se eleva al estado de fe por encima de la razón o la devoción del alma.

(122464 – De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 12/8/13, Shamati # 219 «Devoción»)

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