Los mundos espirituales se construyen sobre la conexión de opuestos: luz y oscuridad, más y menos, otorgamiento y recepción, es decir, todo tipo de cualidades inversas en todas sus formas.
Sí podemos ignorar estas diferencias para que no sea el cambio de cualidades lo importante para nosotros, sino la conexión, lo que significa que elevamos la conexión por encima de la oposición de cualidades, entonces revelaremos su raíz superior común dentro de ellas. De esta manera, revelaremos al Creador, la fuerza superior común, y revelaremos la realidad superior en esta forma.
El mundo superior difiere del inferior en que es altruista, da, une y ama. El mundo inferior, por el contrario, rechaza y odia.
Por lo tanto, se dice del mundo espiritual que debemos convertir la oscuridad en luz y conectarnos como una sola persona con un solo corazón para que no haya cualidades contradictorias entre nosotros que se nieguen mutuamente. Al contrario, siempre anhelamos unirnos según la ley espiritual y completarnos mutuamente.
Si no lo conseguimos, entonces comprendemos que nacimos con esas cualidades y debemos vivir con ellas, y solo necesitamos reforzar la conexión entre nosotros. No cambiamos nuestra naturaleza de recepción a otorgamiento, sino que la cambiamos a recepción para otorgar.
Esta es la patente completa. Nada cambia excepto la intención que necesitamos corregir. Y si cubrimos todos los crímenes y nuestro deseo de recibir y disfrutar a expensas de alguien más con la intención por el bien de otorgar al otro, entonces con esto corregimos nuestro deseo. Aunque sigue siendo un deseo de recibir, funciona con la intención de otorgar y nos conecta en un todo.
