No hay nada más dulce que sentir el abrazo del Creador

El Creador desea que nosotros recibamos placer de Él. Este es el plan de la creación. Puesto que Él es bueno y hace el bien, la única cosa de la que carece es alguien para hacerle el bien. Es por eso que Él nos creó de un material llamado «el deseo de disfrutar».

Pero, ¿qué debemos disfrutar? Precisamente a Él. Cuando nuestro deseo siente que el Creador está cerca, que Él lo llena y se une con él, experimenta placer. Por otro lado, cuando se distancia del Creador, se siente peor en relación con Él hasta el punto que sufre y se siente vacío. Sin embargo, ¡siempre sentimos sólo al Creador!

Nuestro material es sensible a la sensación y a la presencia del Creador. Si siente más al Creador, lo percibe como placer, y si él Lo siente menos, Lo percibe como sufrimiento. Esto ocurre hasta que el deseo de disfrutar al Creador se hace más y más distante de Él, llegando finalmente a un estado de perder completamente todo contacto con Él. Entonces el deseo de recibir placer se encuentra en este mundo, donde no hay conexión con el placer o su fuente.

Esta separación es necesaria para que deseemos unirnos con Él y disfrutarlo por nuestra propia voluntad, y para entender que no hay nada más dulce y mejor que estar unido con Él. Esta acción recíproca es llamada «Zivug» (unidad espiritual), cuando llegamos a ser incluidos unos en los otros hasta tal punto en el que es imposible distinguirnos y separarnos unos de otros. Esa es la unidad que tenemos que alcanzar. Y si adquirimos la necesidad adecuada de esto, entonces comenzaremos a sentirLo, unirnos con Él, y a sentir Su abrazo.

(De la lección del 2 de noviembre 2010.)

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