No me gustaría repetir un año en la escuela

Hay dos caminos: uno largo y uno corto, el camino del sufrimiento y el camino de la Torá. De hecho, por el camino del sufrimiento no avanzo. Sin embargo, cada vez que me quedo de brazos cruzados, el sufrimiento me llega a través de golpes y me devuelve al camino de la Torá.

De la misma manera, un niño a quien no le importa estudiar, se encuentra «bajo los golpes del destino»: No se le permite jugar al aire libre hasta que complete su tarea, y se queda en el mismo grado para repetir el año. Después de haber sufrido durante algún tiempo, siente la necesidad de sentarse con los libros. Francamente, los padres de hoy no tienen lo necesario para ello, pero el Creador si tiene el poder y los medios. Él nos obliga a hacer la tarea y a seguir avanzando hacia la meta.

Por lo tanto, el propósito del sufrimiento es que nos dirijamos hacia el camino de la Torá ya que la corrección se produce tan sólo en virtud de la Luz que Reforma. Sin embargo, en el curso de los acontecimientos, en la medida en que no deseo recurrir a la Torá, soy bombardeado por los golpes, que me obligan a hacerlo.

Después de todo, yo solo soy deseo de disfrutar. Todo lo que se necesita es que me encierren lejos de los «juguetes», que me priven de los placeres, que me aguijoneen con sufrimientos, y yo, como un pequeño tesoro, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario. ¿Qué podemos hacer si somos pequeños y débiles y sólo tenemos una solución?: recurrir nosotros mismos a la Luz que Reforma.

(41793 – De la 4º parte  de la lección diaria de Cabalá del 4/29/2011, «La Libertad»)

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