Cuando tratamos con el mundo espiritual, necesitamos entender que estamos entrando a una nueva esfera donde ninguno de nuestros órganos regulares de percepción son de utilidad. Debemos desarrollar órganos de percepción en una manera completamente diferente, en lugar de los cinco órganos sensoriales corporales: vista, oído, olfato, gusto y sentidos táctiles.
Esos cinco sentidos también existen en los animales, parcialmente en las plantas, incluso ligeramente en objetos no vivientes, de nuestro mundo. Usualmente llamamos a los órganos corporales de sensación “animales” porque nosotros mismos estamos en el grado animal. No hay nada ofensivo acerca de ello; sólo es un nivel particular.
Pero en el mundo espiritual son totalmente diferentes porque representan sensaciones por encima de nuestro deseo de recibir, sentir, disfrutar. Esos sentidos funcionan en dirección opuesta: dar, deleitar, complacer, por eso, no los entendemos.
La transición de la sensación de nuestro mundo a la sensación del mundo superior consiste en que debemos pasar la llamada barrera –Majsom. Ahí, existen otros cinco sentidos, que son construidos con base en el principio opuesto -otorgamiento. Mientras más doy de mí mismo, más siento el mundo fuera de mí.
Es decir, los órganos sensoriales del cuerpo están construidos con base en la sensación del mundo dentro de mí mismo, cuánto puede este mundo entrar en mí, en los ojos, oídos, fosas nasales, boca y sensaciones táctiles. Pero cuando comienzo a “salir de mí mismo”, siento un mundo que no tiene ningún impacto en mis sensaciones. No tiene que entrar en mí ni satisfacerme. No lo percibo en la medida de mis cualidades internas, sino sólo fuera de mí -justo como es.
Aquí aparece un estado completamente nuevo, llamado el alcance del mundo superior. Está basado en dos cualidades: la cualidad de la pantalla, es decir, el rechazo de toda la recepción para mí mismo y la transferencia fuera de mí mismo cuando entro en los otros.
[248854]
De la lección de Cabalá en ruso, 7/abr/19
Material relacionado:
Encontrando mi yo espiritual
Abraza el mundo del infinito
Percepción de la realidad: un trampolín al mundo superior