Nos acercamos a la fiesta de Pésaj, que simboliza el inicio de la corrección. Todo comienza con el éxodo de Egipto, después tiene lugar la entrega de la Torá.
Las correcciones son posibles sólo en la persona que ya pasó por el exilio egipcio. La creación comienza con el pecado del árbol del conocimiento y la fragmentación del alma y después comienza el proceso de corrección.
Por lo tanto, es claro que antes que nada, necesitamos reconocer el mal, aclarar el estado en el que nos encontramos después de la fragmentación en el Árbol del Conocimiento, donde el alma fue dividida en muchas partes que ahora necesitamos ensamblar. Y hacerlo a pesar del deseo egoísta de recibir, que nos gobierna.
Añadimos al alma, la cual estamos restaurando de la inclinación malvada revelada. Es decir, la fuerza de la luz que alguna vez llenó el alma y causó la separación de cada parte. Cuando nos volvamos a conectar, trabajando contra la fuerza de la luz que llenaba el alma y se volvió hostil, alcanzamos las cualidades del Creador y las cualidades de la creación corregida.
Sin embargo, todo comienza con el reconocimiento del mal, del estado en el que estamos ahora, con la revelación del ego que reina entre nosotros: rechazo, odio, malos entendidos y aclaración de hasta qué punto estás inmerso en ti mismo y no puedes salir. Esta es la etapa primera y necesaria en el camino de estudiar al Creador.
Los artículos de Pésaj debemos percibirlos en relación con nuestra separación y conexión. Cuando nos alejamos, las fuerzas malvadas se elevan y nos revelan la sensación de exilio.
Después, inmediatamente, podemos hablar de conexión y corrección y comienza la redención. Es decir, necesitamos ver todo a la luz del exilio y la redención, distanciarnos y acercarnos mutuamente, la revelación de la ruptura y su corrección.
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De la lección diaria de Cabalá , 8/mar/18
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