Midrash Rabá, Deuteronomio (Devarim), Y yo imploré (Va’etjanan): Supliqué al Señor en aquel tiempo, diciendo: «Mi Amo, comenzaste a mostrarme a mí, tu servidor, Tu grandeza y Tu mano poderosa. ¿Acaso hay en el cielo o en la tierra un poder capaz de hacer obras y acciones tan poderosas?
No puedes ser comparado a un rey de carne y hueso que tiene asesores y asociados que lo limiten cuando quiere actuar con bondad y renunciar a sus regulaciones. Tú, sin embargo, no tienes a nadie que te impida perdonarme y anular Tu decreto».
La cualidad de Moisés continúa funcionando y desarrollandose precisamente en la generación que él había sacado.
Permíteme cruzar y ver aquella tierra buena que está al otro lado del Jordán, esta buena montaña y el Líbano. Déjame ver el propio templo en el que se llevarán a cabo sacrificios por la redención de los pecados del pueblo.
El hecho es que la Torá utiliza un doble camino. Por un lado, la corrección sucede de acuerdo con las acciones de las personas y por el otro, el Creador tiene su plan, independientemente de las acciones de la gente, porque Él tiene que pensar en la corrección de todo el mundo simultáneamente. Significa que hay planes tácticos y estratégicos.
Tácticamente, en general, Moisés está en lo correcto. Si sus estudiantes van hacia adelante, ¿por qué no puede él mismo continuar con el trabajo que ha comenzado?
Sin embargo, de acuerdo con el plan estratégico, un siguiente grado debe ahora pasar a la acción. El siguiente grado es su alumno, Josué, que no es un hombre tan sabio como Moisés, pero es un líder y un guerrero. Empieza completamente un nuevo trabajo que Moisés no puede realizar. Por lo tanto, los guerreros, los Cohanim (sacerdotes) y Levitas vienen a reemplazarlo.
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De Kabtv “Secretos del libro Eterno” 10/feb/16
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