Comentario: Los padres le envían las preguntas de sus hijos. Las preguntas son realmente profundas.
Marina, de ocho años, pregunta: “Cuando mis padres se peleaban mucho, yo venía a la escuela muy triste. Debido a esto, los niños no querían ser amigos míos. Ahora estamos en guerra y mi madre se fue a casa de mi abuela. Y ahora todo el mundo está triste. Y yo me alegro. Porque ahora entienden lo que fue para mí. ¿Es malo que sea feliz?”
Mi respuesta: Pero los padres están tristes. Entonces, ¿de qué está feliz?
Pregunta: Se alegra de que ahora entiendan lo que era para ella cuando se peleaban y estaba triste. ¿Y cómo se supone que Marina, de ocho años, va a salir de esto? Por ejemplo, ve a sus padres tristes, o a todos los que la rodean. ¿Cómo debe comportarse?
Respuesta: Establecer un objetivo para que sean felices.
Pregunta: Es decir, por el hecho de que está contenta, ¿comprende poco a poco su naturaleza? Se trata de una niña de ocho años. De repente siente que se alegra cuando los demás se sienten mal. ¿Qué dice esto de nuestro tiempo?
Respuesta: Que ya podemos acercarnos a un estado que somos capaces de comprender.
Pregunta: Si los niños entienden esto, ¿podemos nosotros hacerlo aún más? ¿Podemos empezar ya a enseñar esto a los niños?
Respuesta: A los niños se les puede enseñar todo. Están preparados para todo. Ya hemos entrado en lo que se llama el período de la última generación. En cuanto a los adultos, los padres de esos niños, no se sabe si están preparados para esto o no.
Pregunta: ¿Porque tienen un pie en el pasado?
Respuesta: Sí. Es muy posible que sean dinosaurios que deban ceder y renacer de nuevo y volver a este mundo como un niño, tan ingenuo, tan abierto.
¡Tenemos hijos mayores, igual que los adultos!
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