En nuestro mundo, los judíos son portadores de una chispa de luz, por eso inconscientemente les odian las personas: “Hay algo peculiar en ellos, algo que no está bien. No son como el resto de los pueblos, son como una raza especial o extra-terrestres.
Y de hecho es cierto. Después de todo, hay fragmentos de chispas en ellos, que son opuestas al egoísmo de una persona ordinaria saludable. Así que por un lado, llaman la atención y por otro lado, les odian.
A partir de esto, todo el sistema se expande, el antisemitismo y todo lo demás. ¿Por qué? ¡Por la diferencia de cualidades! En nuestro mundo, son los únicos que tienen una chispa de luz.
Estos judíos siguen tratando de convencer a todo el mundo, que son como todos los demás; pero esta chispa está impresa internamente en ellos, ¡no se puede quitar con algún instrumento quirúrgico! Poseen algo que los demás no tienen. Las personas se ven obligadas a odiarlos porque esta es una cualidad opuesta, ¡no es de nuestro mundo, en absoluto!
Por lo tanto, el antisemitismo existirá hasta que se manifieste la misma cualidad en todas las personas. Es decir, por un lado es imposible destruir a este pueblo, a esta tribu, a este grupo prácticamente cabalístico, porque tienen un propósito superior: transmitir a todo el mundo, el estado más elevado.
Por otro lado, mientras no se den cuenta de su misión, de la que ellos mismos ni sospechan, el antisemitismo y el odio por esta cualidad no desaparecerán. Ellos tienen que revertirla, pero no para su propio beneficio.
El antisemitismo de alguna forma los lleva a esto y cataliza el proceso.
