Primero el deseo, luego la conciencia

En nuestro mundo nos sentimos independientes porque no tenemos un sentimiento de conexión con la fuerza que brilla desde arriba y en relación con la cual todo está construido de manera muy simple. Cada uno tiene su propia posición respecto a él y en cada momento quiere cambiar su estado. Como resultado, lo cambia según el esquema general, es decir, todo existe según un orden tan definido, claro y rígido que no es necesario calcular nada de antemano ni hacer nada.

 

El cálculo es relativo a la persona: qué tan bien quiere o no, avanzar en sus sentimientos subjetivos y nada más, es muy sencillo.

 

Todo surge de las sensaciones, primero viene el deseo y luego la conciencia de lo que se siente en él; este deseo puede ser tal que todavía no sientas nada en él, entonces aparecen algunas sensaciones.

 

Aunque el deseo ya tiene algún tipo de cumplimiento, algún tipo de información sensorial, es posible que aún no lo sientas, está por debajo del umbral de tu sensibilidad, comienzas a sentirlo como placentero o desagradable y luego te das cuenta: es placentero o no, cuáles son las consecuencias, causales, etc..

 

Es decir, la conciencia nace mucho más tarde que la sensación, por lo tanto, la sabiduría de la Cabalá habla de la manera de alcanzar, revelar y comenzar a sentir y luego, de acuerdo con esto, comenzarás a comprender.

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