Pregunta: Una antigua parábola dice que Dios moldeó al hombre con arcilla y le quedó una pieza sin usar. «¿Qué más puedo moldear para ti?» preguntó Dios. «Moldea mi felicidad», respondió el hombre. Dios no contestó y puso el trozo de arcilla en la palma de su mano, ¿dónde está ese trozo de arcilla que se puede usar para dejar de ser animal y sentirse en perfección y eternidad?
Respuesta: Está aquí mismo. Sólo hay que verlo.
Pregunta: ¿Dónde está la línea? ¿dónde está este punto?
Respuesta: Creo que el libro cabalista central es El libro del Zóhar. Nos revela cómo lograr la felicidad. Los demás materiales cabalistas están a su alrededor.
Del nivel siguiente, nivel del Creador, debemos atraer la fuerza que nos creó, nos condujo por todas las metamorfosis por toda la historia, hasta nuestro estado actual y se manifestó en nosotros y causó esta pregunta en nuestro interior, para que atraigamos esa fuerza hacia nosotros y podamos elevarnos a su nivel.
Pero el hombre debe dar el salto del nivel animal al nivel del Creador. En los otros niveles -inanimado, vegetal y animal- nos elevamos automáticamente. La naturaleza nos lleva y evolucionamos constantemente. Y ahora debemos elevarnos nosotros mismos.
Por eso, Cabalá es revelada en este tiempo. Es el instrumento con el que debemos entrar en la nueva dimensión. Nuestra meta es llegar a ser iguales al Creador; por eso el hombre es llamado «Adam», es decir, similar al Creador. Sólo lográndolo llenaremos nuestro vacío y seremos verdaderamente felices.
Ese pedazo de «arcilla» que el Creador puso en nuestra palma es la sabiduría de la Cabalá, como método para alcanzar la felicidad.
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Pregunta: En principio, ¿se puede decir que todo el desarrollo y la vida del hombre tiene como objetivo entender la inutilidad e insignificancia de sus deseos?
Respuesta: Pero todos sus deseos son correctos. Por el contrario, nos hace avanzar. No hay que cambiar nada. Todo lo que está dentro y fuera de nosotros fue creado especialmente para que podamos usarlo correctamente para alcanzar la meta más alta.
Y entonces encontraremos que no hay ni una sola cualidad mala en nadie, ni una sola cualidad maligna. El Creador amasó la «arcilla» con todas las pequeñas cosas en el interior, para que cada uno ocupe su estado más perfecto.
De Kabtv «Close-up, En síntesis»